(Aeronoticias).- El ex canciller peruano Manuel Rodríguez Cuadros acaba de decir que tras el fallo de la Corte Internacional de Justicia de La Haya sobre el diferendo marítimo peruano-chileno, la relación entre ambos países será más sólida y profunda porque los temas vinculados a la soberanía estarán completamente zanjados.
“Lo que tendremos en adelante será, por primera vez en la historia, un ambiente donde no exista una cuestión de soberanía pendiente, basadas en el respeto mutuo y el beneficio recíproco lo que nos llevará a un futuro nuevo”, acotó en declaraciones a TV Perú.
Mientras tanto, al otro lado de la frontera, también se dejan escuchar voces serenas como la del columnista de La Tercera, Carlos Ominami, quien en un reciente artículo opina que dada la distensión alcanzada por ambos países la inminente sentencia de La Haya debe ser prevalecer “ sea cual sea”, más aún si se trata de vínculos entre vecinos con múltiples posibilidades de desarrollo compartido entre territorios contiguos.
Es en este marco de mutua conveniencia que aparece la llamada Alianza del Pacífico, que es un bloque exportador y comercial que abriga muchas ambiciones para la región de la que forman parte además de Chile y el Perú, México y Colombia, liderados por la primera potencia del mundo: Estados Unidos.
Algunos analistas internacionales señalan que si bien la Alianza del Pacífico servirá para que Estados Unidos privilegie a los países que coinciden con sus ideales económicos-comerciales, diferenciando a los que creen en el libre comercio, en realidad se trata de un instrumento de la estrategia norteamericana para contener a China.
En este sentido advierten que dicha alianza no debe tener un predominio absoluto, basado en consignas superadas sobre el imperialismo de ese poderoso país y que, finalmente, está claro que el principal beneficiario es el Trans Pacific Partnership (TPP), como comienzo de una gran zona de libre comercio del Pacífico.
