(Aeronoticias).- Perú ha cedido soberanía aeroespacial a una empresa línea de bandera extranjera. Esto que no es noticia para los lectores de Aeronoticias, ha sido recalcado por la revista Caretas, la cual ha puesto en la picota cómo una nación como Etiopía, pobre en comparación con sus finanzas macroeconómicas, y similar en sus accidentes geográficos como Perú, sí posee una aerolínea de bandera.
¿Cuánta verdad hay en ello?
Primero: Lan Chile es la firma aérea más grande en territorio nacional. No vuela a todos los destinos por razones comerciales -buenos motivos, pero que, por desgracia, al actuar casi como la representante del transporte aéreo peruano, debiera gastar más en el país que le acoge-. Ethiopian Airlines, por su parte, llega a cerca de 90 destinos, conectándola con el mundo y el interior del país.
Segundo: Si hablamos en términos de ecosistema financiero -vaya a saber Dios qué es eso-, el Producto Bruto Nacional peruano le triplica en monto, y el ingreso per cápita de dichos ciudadanos africanos llega a 1’200 dólares anuales. Sería curioso ver cómo esta segunda empresa logra un empuje mayor que su par latinoamericano.
Tercero: Un aspecto que sí es relevante es el cómo los gobiernos se desarrollan. Etiopía maneja una economía con alta presencia estatal, que si bien le permite administrar con mayor control los designios de sus compañías, está comenzando a abrirse a las privatizaciones. Lo malo es que encara protestas por desempleo y corrupción, Y si bien se quieren lavar la cara (acompañado de Nigeria, Sudáfrica, Tanzania, Kenia y Ghana, Etiopía se encuentra entre las naciones con mayores reformas económicas del continente, según un reporte de 582 empresas), el proceso todavía demorará.
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