(Aeronoticias).- Cuando llegaron reportes acerca de humo emergente de una aeronave Boeing 787 en el aeropuerto Logan de Boston -Estados Unidos-, fue difícil separar dicho incidente de cualquier otro error de diseño en la novísima aeronave.
Según Robert Wright, del Financial Times, las aeronaves con sistema eléctrico han sufrido un número de fallos desde hace más de tres años, aunque ninguno realmente serio… O eso fue hasta el caso Dreamliner, que le bastó a la constructora Boeing 10 días para tener a toda su flota B-787 en tierra por cuatro meses.
Tal medida no se había visto en treinta años.
Boeing vendió la idea de que su batería de litio-ión, dos veces más ligera que las tradicionales hechas de níquel-cadmio, impactaba en el ahorro de la aerolínea por conceptos de combustible. El accidente puso en el tapete el hecho de que si esta innovación afectaba la seguridad de los usuarios.
«Lo que se espera en la aviación es jamás experimentar fuego a bordo de la aeronave», señaló Deborah Hersman, máximo representante del NTSB.
Airbus señaló, por su parte, que la A350 no usará baterías de litio-ión, y se decantará por el viejo y ya conocido níquel-cadmio. Tom Enders, jefe ejecutivo de EADS, la firma que agrupa a Airbus, recordó que tanto Boeing como su compañía han sufrido en el pasado por intentar usar tecnología que no estaba desarrollada plenamente, y advirtió que el balance riesgo-ganancia debe siempre apuntar a beneficios.
Con información del Financial Times. Traducción libre de Jair Emeterio.