El capitán de la marina mexicana, Raúl Esparza, quien tenía el cargo de agregado naval en la embajada de su país acreditada en Lima, fue abruptamente separado de esta función a pedido de la cancillería peruana por haber protagonizado un hecho bochornoso en un lugar público, en estado etílico, golpeando en el rostro a una abogada peruana quien rechazó sus intenciones de querer tocarla.
Así informó la titular del Ministerio de la Mujer y Desarrollo, Nidia Vílchez, comunicando que el retiro de dicho marino fue decidido inmediatamente por las Secretarias de Marina y la de Relaciones Exteriores de México, acogiendo la solicitud del gobierno peruano y al mismo tiempo esperando una detallada investigación sobre este escándalo.
El hecho ocurrió en un restaurante limeño en agravio de la abogada Úrsula Silva, quien recibió la protección de la policía peruana, conduciendo al agresor a una comisaría donde el agregado naval mexicano se negó a los exámenes correspondientes alegando inmunidad por su calidad diplomática, cosa que fue rechazada por las autoridades que aclararon que tal condición sólo se respeta cuando se desempeñan funciones inherentes a este cargo.
