(Aeronoticias) Este año el matador valenciano Enrique Ponce celebrará sus 25 años como matador de toros. No es un hecho inusual que un matador llegue a las bodas de plata, lo singular en este caso es que llegue como lo que ha sido siempre, una gran figura del toreo.
Hace unos días tuvimos la ocasión de presenciar en el canal 518 de Movistar tv un programa especial en homenaje a los 25 años de alternativa del torero, durante el cual un panel con tres personajes amigos de Enrique Ponce aportaron muchos datos y conceptos que ponen de manifiesto no solo su calidad como matador de toros sino sus dotes especiales de buena persona, como buen hijo, esposo, padre y amigo.
No causa sorpresa escuchar los elogios sobre su calidad de torero, pues desde que en la Feria del Señor de los Milagros del año 1991, muy joven aun, nos mostró la grandeza de su arte, durante muchas Ferias más a lo largo de estos años nos han permitido gozar de memorables faenas con que nos ha regalado a quienes amamos esta singular fiesta,; prueba de ello es que se trata del torero que más escapularios de nuestra Feria ha conseguido, no obstante que deberían ser por lo menos dos más de los que se le han otorgado. Respecto a sus dotes personales, la abundancia de conceptos de calificados personajes son clara muestra y nosotros lo confirmamos cuando en el año 2012 nuestro colaborador Luis Miguel León lo entrevistó y pudo comprobar su gran calidad humana.
Desde luego Enrique Ponce no solo ha brillado en Lima; su maestría se ha lucido innumerables veces en las principales Ferias de España, Francia y América. Plazas como Las Ventas, La Maestranza, Bilbao, una de sus Plazas predilectas, y muchas más europeas, así como la Monumental de México han visto faenas extraordinarias de Ponce. Ejemplos hay muchos y aquí quien esto escribe mencionará solo dos. Una que recuerdo en Lima, la tarde en que nuestro compatriota Rafael Gastañeta consolidó en 1997 el triunfo que lo hizo ganador del Escapulario, el valenciano cortó una oreja en el cuarto toro; pero a mí me impresionó su faena en el primer toro. Ese día Ponce me impresionó sobre manera porque ese toro era uno de esos que llega a la muleta dando la impresión de que no tiene un pase. Sin embargo, el maestro con mucha paciencia y sapiencia lo metió en la muleta y le sacó una faena impensada y si no cortó oreja fue porque falló con la espada. Y la otra, por el estilo, la del día del aniversario de la Méjico cuando habían triunfado Zotoluco y el Juli, éste indultando un toro, y El maestro de Chiva pidió un sobrero que resultó ser un manso al cual le sacó una faena tal, que el narrador con mucha razón dijo ese día que Enrique Ponce era capaz de sacarle pases a una mesa.
Vaya pues con este pequeño artículo nuestro modesto homenaje a un gran torero y persona, que sin duda ya es parte importante en la historia de la, como uno de los más grandes toreros que habrá.