(Aeronoticias).– El primer trabajo de la joven indígena Dina Ananco Ahuananchi como traductora del wampi, su lengua originaria, la llevó a un importante rol en el juicio por el llamado «Baguazo», uno de los enfrentamientos más violentos de la historia reciente de Perú, del que este jueves se cumplieron 5 años.
El 5 de junio de 2009, dos etnias del norte peruano, los wampi y los awajún, cumplían más de un mes de protestas en la provincia de Bagua contra decretos que afectaban el uso de los recursos naturales de la Amazonia y las tierras de los indígenas.
El gobierno del entonces presidente Alan García envió policías para controlar las manifestaciones y la situación derivó en un enfrentamiento que causó la muerte de 23 agentes y 10 indígenas, y la desaparición del mayor de la policía Felipe Bazán.
Por el número de procesados (52, 23 de ellos indígenas), la distancia geográfica y el hecho de que tendrá que ser traducido a dos lenguas nativas, se considera que es el juicio más complejo del siglo en Perú.
Para Ananco, la traductora oficial del proceso en la lengua wampi, se trata de un reto profesional: ¿cómo traducir términos legales que no existen en el idioma originario de manera que los acusados entiendan la magnitud de los delitos que la fiscalía les imputa?
«Lo más difícil es interpretar los delitos de los que se les acusa a los procesados, homicidio calificado, rebelión, motín y agravio del Estado, porque no tienen un equivalente en nuestro idioma», explica Ananco en conversación con BBC Mundo.
El Ministerio Público ha pedido cadena perpetua para ocho de los acusados. Y aunque se trató de un enfrentamiento, del lado de la policía y las autoridades no hay procesados hasta ahora.
La dificultad de los términos
«Nunca imaginé que mi primer trabajo sería en un proceso tan importante como el juicio por el ‘Baguazo'», dice Ananco, quien es intérprete oficial del wampi desde el año pasado.
Ananco, de 29 años, reconoce que estuvo nerviosa durante la primera audiencia, el pasado 26 de mayo. Había muchos periodistas en la sala y ella nunca antes había asistido a un juicio.
A los indígenas se los acusa de siete delitos: homicidio calificado, lesiones graves, entorpecimiento al funcionamiento de servicios públicos, motín, disturbios, tenencia ilegal de armas y arrebato de armamento de uso oficial.
«No tengo conocimientos de derecho, por eso la traducción es aún más complicada», dice la traductora, quien desconocía muchos de los términos legales y en varios momentos de aquella primera audiencia tuvo que consultarle al fiscal los significados exactos de esos delitos.
«Me han criticado por preguntarle mucho al fiscal, pero esos delitos no existen como conceptos en el idioma wampi», explicó a BBC Mundo.
Un lento proceso
Cinco años después de los hechos de Bagua, aún no se sabe a ciencia cierta qué pasó.
El juicio del caso Bagua debió comenzar el 14 de mayo, pero se suspendió, precisamente porque no había intérpretes oficiales para los indígenas procesados, a pesar de que la Defensoría del Pueblo lo había recomendado ya un mes antes.
Días después, el Poder Judicial solicitó el apoyo del Viceministerio de Interculturalidad, que cuenta con una recién creada lista de intérpretes indígenas especializados en procesos de diálogo previos a la realización de aguna activida minera y petrolera. De esa lista fue seleccionada Ananco para el idioma wampi e Isaac Paz, para el awajún.
Las premuras para armar el proceso no permitieron que Ananco y Paz recibieran capacitación previa, como reconoció a BBC Mundo la viceministra de Interculturalidad, Patricia Balbuena.
Además, los intérpretes tuvieron que organizar su traslado y debieron hacer un largo recorrido de 20 horas en autobús hasta Bagua, porque con lo que les pagarían por su trabajo no alcanzaba para viajar en avión y además cubrir alimentación y hospedaje.
Es un detalle que ilustra los problemas que tiene el sistema de justicia peruano para garantizar el debido proceso a miembros pueblos amazónicos.
A pesar de las condiciones en las que Ananco debe viajar y trabajar, cree «que es una forma de asumir un compromiso con mi pueblo wampi y apoyar a que se conozca la verdad».
De hecho, nunca antes en Perú un juicio contra un indígena contó con un intérprete oficial en idioma aborigen a pesar de que la constitución establece que «todo peruano tiene derecho a usar su propio idioma ante cualquier autoridad mediante un intérprete».
La viceministra Balbuena aseguró a BBC Mundo que «la administración de justicia debería contar con sus propios intérpretes y traductores especializados en justicia».
No ocurre siempre así, señala Dina Ananco, quien asegura que «a veces se llama a cualquier persona para que ayude, y no traducen bien y aumentan las costas».
En ese sentido, Balbuena recuerda el caso de Uchuraccay, en los Andes peruanos, en 1983 cuando un grupo de comuneros de la etnia quechua mató a ocho periodistas y dos guías tras confundirlos con miembros del entonces activo grupo extremista Sendero Luminoso.
«En ese juicio no hubo intérpretes. Y lo que ese proceso debió enseñarnos es a incluir la interculturalidad en los juicios, pero no hemos aprendido y seguimos cometiendo los mismos errores», sostiene Balbuena recordando que no hubo un debido proceso, en buena parte porque los acusados no comprendían las acusaciones que hacía el fiscal y no había quien les tradujera los cargos.
Fuente: BBC
Foto: BBC
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