Media década después, hay buenas noticias, combinadas con mucha incertidumbre. «Parece que las velocidades altas sólo se mantuvieron por un periodo corto de tiempo, aunque ninguno de estos glaciares han vuelto todavía a sus velocidades ‘normales’ de flujo», afirmó Gordon Hamilton, un glaciólogo de la Universidad de Maine, quien desde 2005 ha medido la velocidad del Helheim por medio de receptores GPS en el sitio. Entender por qué los glaciares de Groenlandia aceleraron su velocidad tan abruptamente en la primera mitad de la década _ y si seguirán reduciendo de velocidad _ es crucial ahora para responder a una pregunta más general de cuán rápido se elevará el nivel del mar mientras el planeta se calienta.
El asunto ha cobrado categoría de urgente. Los científicos se apresuran para proporcionar sus resultados más recientes a tiempo para las negociaciones en un nuevo pacto global del clima, previstas para diciembre en Copenhague. Los científicos dicen que la capa de hielo de Groenlandia, que tiene un espesor de unos tres kilómetros (dos millas) y cubre un área casi del tamaño de México, está perdiendo aproximadamente 200 millones de metros cúbicos (7.000 millones de pies cúbicos) de hielo al año: el equivalente de 80.000 piscinas olímpicas. Eso quiere decir que las nevadas no son suficientes para reemplazar lo que se pierde a través del derretimiento del hielo superficial y la descarga de hielo a través de los fiordos por los glaciares rápidos. En el proceso, los niveles del mar suben mientras los icebergs altos se desploman hacia el Océano Atlántico y desplazan el agua, como lo hace un cubo de hielo cuando se deja caer en una bebida.
La dinámica de la capa de hielo en Groenlandia _ y la mucho más grande en la Antártica _ no fue incluida en las proyecciones de elevación del nivel del mar por el panel de especialistas de Naciones Unidas sobre cambio climático en 2007 porque el fenómeno estaba mal rastreado en ese momento. El rompecabezas de lo que pasó en Groenlandia apenas está empezando a armarse y los científicos todavía están a oscuras sobre cómo se activaron sus causas subyacentes, cuánto se debió a variaciones naturales y cuánto a la involuntaria influencia humana en el sistema del clima global. «Esto es como la ciencia médica en el siglo XV», dijo David Holland, director del Centro para la Oceanografía Atmosférica de la Universidad de Nueva York. «Va a tomar tiempo averiguar qué está pasando aquí con el paciente», agregó.
La explicación más popular es que el paciente _ la capa de hielo de Groenlandia _ contrajo su dolencia no por una mayor temperatura del aire, sino por un océano más caluroso. Previamente, los científicos creían que el factor más grande para que hubiera un flujo más rápido era hielo derretido que se colaba por debajo de los glaciares, lubrificando el lecho de roca. Ellos están enfocando su atención ahora en las corrientes oceánicas, que se cree podrían haber enviado pulsos de agua más caliente procedentes de las latitudes meridionales hacia los fiordos glaciales de Groenlandia. Holland encontró que esas corrientes de agua estaban alcanzando el borde del glaciar más grande de Groenlandia occidental, llamado Sermeq Kujalleq. Un equipo conducido por Fiamma Stranneo, de la Institución Oceanográfica Woods Hole en Massachusetts, hizo un descubrimiento similar este año con sondas arrojadas a las profundidades gélidas del fiordo Sermilik, donde termina el glaciar Helheim.
«Hemos tenido confirmación de que las aguas (cálidas) realmente están llegando al glaciar», afirmó Stranneo, con una voz casi ahogada por el ruido del motor a bordo del Artic Sunrise, un barco de Greenpeace que le ofreció la oportunidad de comprobar su hipótesis. «Esta es la primera vez que lo hemos visto en estos fiordos glaciales del sudeste», agregó la científica. En julio, los océanos del mundo tenían las temperaturas más altas en casi 130 años de registros. Los meteorólogos dicen que hay una combinación de factores, incluyendo un sistema natural como El Niño, el calentamiento global artificial y una arremetida de tiempo aleatorio.
Coincidiendo con el encogimiento del hielo marítimo en el Polo Norte y el deshielo del permahielo (la capa subterránea de hielo del Artico), el descubrimiento esta década del aumento de la velocidad de los glaciares de Groenlandia trajo una sensación de urgencia entre los científicos que estudian el impacto del cambio climático en el norte helado del planeta. Temiendo que algún posible acuerdo esté en peligro, los ministros europeos de Relaciones Exteriores anunciaron que estaban acelerando sus esfuerzos para asegurarse que todas las naciones encaren el problema del calentamiento global.
Incluso una fusión parcial de la capa de hielo podría tener un impacto grande en los niveles del mar, con consecuencias devastadoras para áreas bajas alrededor del planeta, desde la Florida hasta Bangladesh. El informe del 2007 del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático proyecta una elevación del nivel del mar de 20 a 60 centímetros (7 a 24 pulgadas) este siglo. Agregando el impacto potencial de las capas de hielo de Groenlandia y la Antártida, muchos científicos han estimado que el aumento será el doble.
Aeronoticias considera que si bien, este fenómeno no parece avanzar mucho, la realidad es que es una diferencia importante en la forma en la que se enfrentará el asunto», dijo Hamilton, haciendo una pausa en su labor de registrar los datos de sus aparatos de GPS en una meseta desde la que se observa la cama de hielo dentado procedente del glaciar Helheim.
«La forma en la que se enfrente un levantamiento del nivel del mar de 30 centímetros es bastante diferente de cómo se tendría… que enfrentar un levantamiento del nivel del mar de un metro», añadió.
Sus últimas mediciones indican que el Helheim fluye a una velocidad de 10,5 kilómetros por año (6,5 millas por año), ligeramente abajo de su máxima de 2005 pero todavía 50% más rápido que su paso normal.