¡AQUÍ NO PASA NADA!

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(Aeronoticias).- Su frase célebre está más vigente que nunca don Humberto Martínez Morosini. No pasa nada en la televisión peruana de hoy. Usted es la imagen nítida de esa otra televisión, lamentablemente ya desenchufada hace años, y que a ratos se enciende solamente en el exclusivo canal de nuestros recuerdos.

Don Humberto, ícono y admirado caballero de las noticias ¡AQUÍ NO PASA NADA! No pasa nada con los noticieros. Cuando queremos ver las agendas de la First Lady resulta que la agenda noticiosa es otra y nos tenemos que soplar un reportaje de 15 minutos sobre el romance de Fulanita con Mengano y Perencejo… sí, con los dos a la vez. ¡Qué tal perenceja! (Aclarando, me refiero a la Fulanita).

¡AQUÍ NO PASA NADA! querido y recordado «MM». Mientras que Nadine nos cuenta que no es su letra, los noticieros nos cuentan que Songo le dio a Borondongo sin que sepa Burundanga… o que Bernabé le pegó a Muchilanga. Y después, como quien no quiere la cosa le echan la culpa a Fatmagül. ¿Qué tiene que hacer Fatmagül en las noticias?

Maestro de maestros, don Humberto Martínez Morosini ¡AQUÍ NO PASA NADA! cuando una escolar de 16 años se come más de diez cucarachas para poder ganar el premio del viaje soñado en el programa «El último pasajero». ¡AQUÍ NO PASA NADA! porque -y es lo peor de todo-  muchos televidentes han caído muy bajo para consumir la televisión basura, sin importar sus contenidos. Pura, purita televisión basura…

Don Humberto, qué diferente era la tele cuando usted fue rostro y símbolo de la televisión peruana. Marcó un antes y un después como narrador de noticias, narrador deportivo y maestro de ceremonias, por eso siempre lo admiraré ilustre arequipeño.

Gracias por sus consejos. Recuerdo mucho aquella noche cuando, debido a un viaje que usted iba a realizar, me preparaba para reemplazarlo como conductor de «24 Horas». Yo estaba nervioso porque, si bien es cierto a los 21 años de edad ya tenía experiencia en la conducción de Buenos Días Perú, nunca antes había conducido el noticiero estelar de Panamericana Televisión. Y usted me dijo: «El día que estés frente a una cámara de televisión y no te sientas un poco nervioso, por más experiencia que tengas, será mejor que te retires porque no estarás viviendo y sintiendo lo que haces».  Cuánta verdad.

Una de mis más grandes satisfacciones en el ejercicio de mi carrera ha sido rendirle homenaje, maestro. En 1998 tuve la oportunidad de entregarle el trofeo de mi programa «Gente Dorada» que se emitía a través de radio Studio 92, en Lima. Usted siempre ha sido, es y será Gente Dorada.

Don Humberto Martínez Morosini, ya tiene un lugar en la eternidad de los grandes, de esos seres que parecen venir de otro planeta -aunque usted vino de Arequipa- con capacidades, habilidades, dones y talentos que muchos terrestres comunes ya quisiéramos tener, y se quedan a vivir para siempre en la memoria colectiva de un país y sobre todo, en un lugar especial del corazón de la gente. ¡Gracias maestro, descanse en paz!

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