(Aeronoticias) El 23 de los corrientes, si no se ha variado la agenda, estará en Lima el presidente de Francia, Francois Hollande en una visita breve con rumbo a Argentina. No coincidirá con la emisión del pasaporte electrónico previsto en Migraciones para el 26 y tampoco participará en ninguna celebración como habían aventurado con ligereza en esa institución del Estado.
La última vez que un mandatario galo estuvo en Perú fue en los años 60 cuando Charles de Gaulle fue recibido y agasajado por todo lo alto por el presidente Fernando Belaunde Terry, en visita que duró algunos días. Lo que no ocurrirá esta vez.
Hay mar de fondo.
La torpeza inicial, y a posteriori felizmente corregida, del jefe de Estado Ollanta Humala, al no querer ratificar un tratado con Francia que venía desde el Congreso y con más de tres años de trámite, molestó a la diplomacia gala que habría advertido que Hollande consideró no venir al Perú, aún a pesar que las dos empresas ganadoras del pasaporte electrónico son de esa procedencia, Gemalto-Imprimerie Nationale.
Iluminado sobre su ceguera el presidente Humala enmendó el tremendo yerro, lo que no habría sido suficiente para las autoridades francesas que apenas si dispusieron que Hollande permaneciera en Perú lo estrictamente necesario.
También cabe otra interpretación anunciada ayer y de fuentes reservadas pero que sí se mueven a esos niveles de crucero del mundo diplomático y político, que Francia no desea aparecer muy festivo al lado de Perú para cuando se anuncie que la Comunidad Europea decidió mantener el requisito de la visa Shengen para el ingreso de los peruanos a esos países.
¡Precisamente, Francia, raíz de los atentados con bomba y que causaran decenas de muertes en París, el año pasado, se propuso redoblar su seguridad con la verificación exhaustiva de quiénes transitan por su territorio!
Cierto es que el flamante embajador Carlos Polo y en obvia réplica a nuestro artículo anunció anteayer que todos los peruanos con pasaporte emitido hasta antes del 7 de julio, podrían visitar la Comunidad Europea sin el requisito de la visa Schengen, pero también apuntó, con los balbuceos de costumbre, que en marzo se ratificaría la exención de la misma aunque fue incapaz de precisar la fecha de firma de tan importante suceso.
Y demostrando el palpitante nerviosismo que hay en Relaciones Exteriores, la titular de la cartera Ana María Sánchez, dijo ayer que los peruanos podrán seguir usando el pasaporte mecánico vigente ¡hasta el 2021! http://m.peru21.pe/movil/politica/pasaporte-mecanico-estara-vigente-hasta-ano-2021-2239244
Día que pasa, día que se comprueba que Torre Tagle está al garete y con una conducción deficiente tanto como pagar un sobreprecio de S/ 54 millones de dólares por 400 mil pasaportes entregados al monopolio Gemalto-Imprimerie Nationale.
Un serio cargo contra el consorcio ganador del pasaporte electrónico, Gemalto-Imprimerie Nationale, fue que no asumió el compromiso solicitado de emitir el documento en diciembre tal como lo hizo constar el Superintendente de Migraciones Boris Potozén en la reunión acaecida en Montreal, Canadá, en la sede de OACI-ICAO el año pasado.
A posteriori, la monstruosa claudicación del mismo Potozén, generó lo que sí es un monopolio real sobre el pasaporte electrónico: Gemalto-Imprimerie Nationale. Hasta hoy no da cuentas este funcionario sobre las supuestas justificaciones o razones que le hicieron obrar contra los intereses del Perú.
Como todos recuerdan, en diciembre, cuando Colombia con su presidente Juan Manuel Santos, celebraba en París que sus connacionales ya no fueran exigidos de la visa Schengen, un avergonzado Humala, en Bruselas, dio toda clase de excusas, ante la ineptitud de Perú de haber hecho lo mismo, requisito que demandaba la Comunidad Europea.
La avalancha de acontecimientos, denegatoria inicial del tratado con Francia; incapacidad de tener el pasaporte electrónico en diciembre 2015, en buena cuenta, incumplimiento del Perú del compromiso ante la CE, habrían impulsado un tratamiento diplomático más cauto por parte de Francia hacia el Perú. Tal parece que ni la compra del satélite fue capaz de ablandar una política de Estado de una potencia mundial.
Dice el vals que la damisela no está para tafetanes. Hay que convenir que el presidente de Francia, Francois Hollande, tampoco.
