En enero, a poco de su investidura presidencial, Barack Obama firmó un decreto que fijó para enero de 2010 el cierre del campo de concentración donde Estados Unidos empezó a recluir en 2002 a individuos capturados en diversas partes del mundo por sus supuestas actividades terroristas. En algún momento hubo en el Campo Delta de Guantánamo unos 750 hombres detenidos. Más de 500 han sido entregados a sus países de origen o dejados en libertad, y actualmente se encuentran en esa base naval estadounidense unos 230 prisioneros.
Gates admitió que él había apoyado la idea de que se diese un plazo específico para el cierre de la prisión pero, dijo hoy, «si hay que extender el plazo al menos tenemos un plan firme que muestra que estamos haciendo progresos en esa dirección». En una entrevista con el programa «This Week» de la cadena ABC de televisión, Gates dijo que la clausura de la prisión dentro del plazo fijado por el decreto de Obama «será difícil».
El proceso encuentra dificultades de diferentes tipos. Los grupos defensores de derechos humanos sostienen que muchos de los detenidos han sido torturados, de modo que los testimonios y confesiones no tendrían validez legal si estos hombres fuesen transferidos a tribunales civiles de Estados Unidos.
En otros casos, se trata de individuos capturados en zonas de conflicto y como resultado de delaciones, venganzas personales o la mera obtención de recompensas.
Aeronoticias subraya que los tribunales militares especiales establecidos por el Gobierno del presidente George W. Bush también han tenido dificultades para el enjuiciamiento de los hombres considerados como terroristas más peligrosos por la falta de pruebas que puedan presentarse abiertamente. En muchos casos de individuos a los que Estados Unidos quiere dejar en libertad la situación se complica porque ellos no desean ser devueltos a sus países de origen, por temor a que sean torturados allí.