(Aeronoticias).– La marcha contra la candidatura de Keiko Fujimori a la presidencia del Perú es una de las manifestaciones que refleja el antivoto que evocan los ciudadanos y que además está reflejada en las encuestas publicadas a través de diferentes medios.
Es necesario recordar que, si bien es cierto que quien postula es la candidata de Fuerza Popular, los colectivos ciudadanos, universitarios, movimientos sociales y feministas se han dado cita este martes 5 de abril rememorando el autogolpe realizado por Alberto Fujimori en 1992 donde anunció la disolución del Congreso y la intervención del Poder Judicial.
Hoy, el ex presidente Fujimori purga condena por los delitos cometidos en su anterior gobierno. Keiko Fujimori al igual que Verónika Mendoza son dos mujeres que aspiran ocupar el sillón presidencial. Ambas tienen cadenas que arrastran por causa de una mala, pésima o nefasta gestión de sus antepasados.
Más allá de ello, llama la atención que la ciudadanía solo se manifieste contra aquel acto antidemocrático de Fujimori y no se haga lo mismo contra aquel gobierno socialista que dejó cicatrices al país de forma imborrable bajo el título de una nación “progresista”.
Socialismo peruano
La izquierda peruana tomó una figura muy fuerte y radical con el régimen dictatorial de Juan Velasco Alvarado, un gobierno lleno de promesas y frustraciones tras un golpe de Estado en 1968 donde se instauró la revolución de las Fuerzas Armadas, suceso que más tarde sería la decadencia social y económica del país.
No se puede tapar el sol con un dedo, la izquierda hizo mucho daño al Perú. Cultivó el desacierto y extendió el sinsabor de la crisis en las zonas más pobres del Perú, el fracaso de la Reforma Agraria, la hecatombe del sector educación, la creación de sindicatos y movimientos sociales solo generaron el abrazo de la injusticia, la indiferencia y la división de un país que vivía sometido a la famosa Constitución del 79 aprobada por la Asamblea Constituyente.
El socialismo no solo nacionalizó la industria, la gran minería, el sistema bancario sino también la pesca, realizó cambios radicales en el sector minero, las propiedades, entre otras acciones que dan a notar que en aquel tiempo el Perú era sin lugar a dudas un estado socialista, una mera tiranía en “pro de los más pobres”.
En la medianoche del 26 al 27 de julio de 1974, fueron ocupadas las sedes de los últimos diarios limeños que aún mantenían su autonomía: La Prensa, Última Hora, El Comercio, Correo y Ojo. Así pues, los medios de comunicación televisivos y radiales al igual que estos diarios fueron manejados por personal del gobierno quienes por fin lograron un control directo al 100%.
Manifestarse libremente es un derecho, además resulta importante identificar el significado del “5 de abril”. Sin embargo, la marcha está parcializada, enfocada en un sector político que polariza otros sectores que a su vez esconden responsabilidades sobre sus actitudes y hechos pasados.
¿Izquierda moderna?
He leído a través de comentarios de Facebook que señalan que el plan de gobierno de la candidata del Frente Amplio se “ajusta” a una izquierda para nuestro actual contexto.
La realidad es que ni su plan de gobierno ni sus colaboradores se ajustan a nuestro contexto pues continúan con un pensamiento que revela que la ideología comunista no ha desaparecido.
¿Puede ajustarse a nuestro contexto una candidata de izquierda que en sus declaraciones señale a Leopoldo López como un “golpista” o pretender hacernos creer que en Venezuela se vive una plena y maravillosa democracia?
¿Puede ajustarse a nuestro contexto el que Verónika Mendoza diga que creará diversas formas de pensión y asignaciones sin siquiera tener claro de dónde va a provenir ese dinero para ejecutar tales promesas?
Yo no creo que ni ella ni su plan de trabajo se ajusten a nuestra realidad. El simple hecho de pretender cambiar la Constitución del 93 que con éxito nos abrió el mercado y la inversión extranjera es el ejemplo más perfecto de cómo la izquierda no soporta que por lo menos en eso el Fujimorismo haya ganado puntos a favor del desarrollo económico y social del país.
No podemos negar que Verónika Mendoza es la imagen de una izquierda «nueva y joven». Esa que tanto gusta y atrae a los jóvenes. Sin embargo, detrás de ella y a su sombra socialista con una falsa fachada de esperanza se esconde una manada de dinosaurios enquistados mentalmente en la jurásica izquierda peruana. Esa a la que también se debería decir enfáticamente: ¡Nunca más!
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