(Aeronoticias).- El acuerdo firmado entre Colombia y las FARC fue el inicio del diálogo abierto y pacífico, hecho que todos saludamos.
Sin embargo, desafortunadamente las negociaciones alcanzadas no ponen de manifiesto lo que un país merece para hablar de una verdadera paz. Sin justicia no se alcanza la paz.
El resultado del «no» es la exigencia a una renegociación de ambas partes sin que una de estas sea «privilegiada». La paz debe continuar y ser referente del diálogo hasta ahora alcanzado.
Los actuales resultados no son una incitación al odio, se trata de negociar en torno a las necesidades de un país que busca alcanzar la paz a través de una causa justa.
El terrorismo siempre ha alegado ser víctima del gobierno, no solo en ese país sino en muchos países donde no se toman en cuenta sus requerimientos. Hoy las FARC pide participar en la vida política, tomar parte en el pleno del Congreso con un sueldo del Estado, participar en la vida jurídica con total impunidad, entre muchos otros acontecimientos que polarizan aun más la sociedad colombiana.
Esperemos que, de instaurarse una Comisión de la Verdad en Colombia se llegue a esclarecer los hechos de una manera transparente y justa.
Que cese el fuego pero no el diálogo, que haya consenso y no privilegios, pues solo así se podrá alcanzar un compromiso en la que ambas partes lleguen por fin a lo que un país clama desde hace más de 50 años, la paz sin impunidad.
