Biojet, biocombustible para aviones

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(Aeronoticias) Virgin Group Ltd. se encuentra dentro del grupo de aerolíneas que han empezado a mezclar biocombustibles  con el combustible tradicional a base de queroseno.

La industria aeronáutica tiene un plan para reducir su impacto en el calentamiento mundial, basado en combustibles producidos con aceite vegetal y la basura procedente de los hogares. El problema: nadie ha sido todavía capaz de producir estas sustancias en la cantidad necesaria.

JetBlue Airways Corp., United Continental Holdings Inc. y Virgin Group Ltd., de Richard Branson, han comenzado a mezclar nuevos sustitutivos sostenibles con el combustible tradicional a base de queroseno. Pero incluso con esto como soporte, aún hay apenas un puñado de productores de estos combustibles. Carecen de la capacidad de proporcionar los miles de millones de galones necesarios para abastecer a la flota de la aviación mundial, y el ritmo de inversión se está ralentizando.

De todas formas, las aerolíneas están apostando por los combustibles renovables para un futuro bajo en emisiones de carbono. La industria aeronáutica, responsable de más del 2 por ciento de los gases de efecto invernadero, ha sido empujada a actuar esta semana por delegaciones de 190 países, que se encuentran debatiendo un acuerdo de Naciones Unidas en Montreal que recortaría las emisiones de los vuelos internacionales.

En última instancia, esto significa quemar menos combustibles fósiles. Mientras que los aviones eléctricos siguen en fase de experimentación, las aerolíneas y las empresas aeroespaciales consideran que los biocombustibles son su mejor apuesta.

“Existe una tremenda determinación para conseguir que el biocombustible funcione porque no tenemos ninguna alternativa”, ha declarado en una entrevista Julie Felgar, directora ejecutiva de estrategia medioambiental e integración de Boeing.

La industria de los biocombustibles cuenta con fábricas suficientes para producir hasta 100 millones de galones (378 millones de litros) al año de combustible para aviones, ha declarado Claire Curry, analista en Bloomberg New Energy Finance (BNEF, por sus siglas en inglés). Esta cantidad es ínfima en comparación con los 83.000 millones de galones que las compañías aéreas consumen cada año.

Las inversiones en biocombustible, por su parte, están en un récord a la baja, con US$322 millones de respaldo en todo el mundo a lo largo de los primeros seis meses de 2016, según BNEF. Esto es un 64 por ciento menos que en la primera mitad de 2015 y un 98 por ciento menos que hace una década, cuando la producción de etanol para automóviles despegó.

“Todavía es una quimera”, ha manifestado Curry. “Nadie ha conseguido encontrar la manera de elaborar estos combustibles a escala todavía. Las tecnologías que implican son muy complejas. A menudo no funcionan. Y construir una planta puede costar 500 millones de dólares”.

Los partidarios de un combustible renovable para aviones dicen que la industria se desarrollará una vez que el acuerdo de la ONU entre en vigor y haga subir la demanda, tal y como ocurrió con el etanol después de que los diputados aprobaran la Normativa Estándar de Combustibles Renovables en EEUU en 2005. Patrick Gruber, máximo responsable de Gevo Inc., ha declarado que su combustible para aviones funciona, y que aumentar la producción “no tiene ningún misterio”.

Fuente: http://biodiesel.com.ar/10440/biojet-biocombustible-para-aviones



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