Entre el ser y pretender ser, por Jefrey Buenaventura

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(Aeronoticias).- En las última semanas hemos visto una ola de críticas, plantones y la convocatoria a una marcha en rechazo a lo que muchos sectores conservadores han denominado como “ideología de género” infiltrado, según ellos, en el actual Currículo Escolar de Educación Básica Nacional.

Muchos movimientos profamilia han alzado su voz de protesta porque consideran que la currícula en cuestión promueve la homosexualidad en los niños pero no solo eso, también exigen la renuncia del actual Ministro de Educación, Jaime Saavedra.

Lo cierto es que en dicho documento no hay un solo párrafo que fomente el homosexualismo o que se refiera a sus prácticas. El texto abarca temas como el enfoque y la igualdad de género.

Sin embargo, estos términos resultan bastante confusos para la mayoría de personas y más aún para los conservadores quienes muchas veces “satanizan” la palabra género aludiendo a la comunidad LGTB en el ámbito de la diversidad sexual.

Para ello hay que entender que los términos “enfoque” e “igualdad” están estrechamente vinculadas y funciona bastante bien en la búsqueda equitativa de derechos y deberes entre hombres y mujeres (tal como se señala en el currículo escolar).

Enfocarse en el tratamiento de las actuales condiciones laborales, educativas y sociales de las mujeres frente a los hombres es un beneficio cultural para el desarrollo de una sociedad civilizada. Por su parte, la igualdad de género busca equilibrar los derechos tanto del hombre como el de la mujer sin privilegios para uno ni para el otro. Ambos tienen deberes, ambos tienen derechos y ambos responden ante la ley. La igualdad debe estar referida a lo abstracto y no necesariamente a los comportamientos puesto que hombre y mujer son distintos y llevan a cabo diferentes funciones, ambos con una misma dignidad.

¿Identidad sexual vs identidad de género?

Todo parece comprensible y hasta interesante pero aún no hemos tocado un último término que en el texto aparece casi imperceptible y es la “identidad de género” como tal. Es este tema el que ha generado mayor revuelto en las últimas semanas y es por esta cuestión que se han realizado plantones frente al MINEDU exigiendo la renuncia del actual ministro que tiene a cargo.

La identidad de género se puede interpretar de muchas maneras como por ejemplo, afirmar que esta identidad se construye socialmente a través de las tradiciones, costumbres y culturas propias de la sociedad (algo que acerca muchísimo a lo que expresado en el currículo escolar y creo yo, va en ese sentido), aunque no está de más señalar que sus autores originales exigen una interpretación que alude al reconocimiento de la pro-elección de la sexualidad psíquica independientemente del sexo biológico de la persona. Es decir, que alude al pensamiento de creer que una mujer puede sentirse hombre y viceversa. El dilema entre el querer ser, parecer y no ser requiere «deconstruir» (destruir) una realidad determinada por la biología.

Por ello la importancia de conocer el material de apoyo que va a reforzar el tema de la “identidad de género” debe ser prioridad de los padres, puesto que ello será también el reflejo de cuánto están interesados en la educación de sus hijos.

La interpretación que hacen los autores de la identidad de género es netamente de carácter ideológico pues sobrepone el aspecto psíquico (el sentirse) por encima de la realidad biológica (el ser), algo que es tratable y debatible en las universidades, academias e institutos de educación superior pero resulta bastante peligroso en las escuelas donde nuestros niños se tornan vulnerables a las ideologías.

Por otro lado y no muy ajeno a este rubro se encuentra la identidad sexual que reconoce la función del hombre y la mujer desde su realidad biológica teniendo en cuenta la orientación sexual en sus formas: homosexualidad, heterosexualidad y bisexualidad.

La transexualidad no entra aquí porque está considerada por la Organización Mundial de la Salud como un desorden mental denominado “disforia de género”.

A todo esto, hay que considerar que el actual currículo no contiene expresamente este tipo de ideologías aunque algunos materiales de apoyo como la “Guía de Educación Sexual Integral” (ESI), sí contiene elementos que son parte de la identidad de género en la interpretación de sus autores y que supone un alto riesgo en la educación de los niños pues la tolerancia y el respeto hacia los demás no dependen de una guía educativa impuesta a espaldas de los padres.

El papel del Estado es trabajar en conjunto con sus ciudadanos, escuchando y mejorando las propuestas para una reforma educativa sana e integradora. Por otro lado, tampoco se trata de lanzar campañas, plantones y marchas en contra de algo que ni siquiera comprenden bien los padres de familia, ni inculcarles el miedo sin fundamento y peor aún, caer en el juego de algunos congresistas que interesados buscan traerse abajo la reforma universitaria que tanto necesita nuestro sector educativo.

Queda en manos del Estado y de los padres supervisar los materiales de apoyo así como su rol formador en valores que supone el respeto y tolerancia a las diferencias sexuales evitando todo acto de discriminación y violencia.

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