¿Es seguro viajar en avión cuando está nevando?

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(Aeronoticias) Volar es una experiencia aterradora para algunas personas, incluso cuando las condiciones meteorológicas son absolutamente perfectas. Pero si en invierno cae una tormenta de nieve, hasta los pasajeros más tranquilos pueden ponerse nerviosos. La pregunta es: ¿deberíamos preocuparnos más si las temperaturas han bajado del punto de congelación?

No existe una respuesta única, ya que una nevada de diez centímetros no implica que se tengan que clausurar todas las terminales. Cuando se producen episodios de frío extremo, existen diversos mecanismos de protección que se ponen en marcha, pero si estos no avalan que se pueda circular con garantías, los aeropuertos están obligados a retrasar, cancelar vuelos, e incluso a cerrar el espacio aéreo.

Operaciones en tierra

La limpieza de las pistas es el elemento que juega el papel más importante para que continúe el tráfico con normalidad. El personal del aeropuerto se encarga de retirar, con frecuencia, toda la nieve acumulada de las vías de despegue y aterrizaje. No obstante, si lo que hay es una capa de hielo -y no hay sol-, será mucho más difícil de sacar porque se puede dañar el pavimento de las pistas.

Por otro lado, antes de despegar, el avión puede acumular hielo o nieve en las alas. Para evitarlo, se aplica una solución viscosa a base de agua caliente y alcohol que mantiene limpio el fuselaje durante unos 20 minutos. Una vez en el aire, la nieve y el frío no son un problema, ya que los aviones aprovechan el calor de los motores para disolver la acumulación de hielo en la superficie. Además, también tienen limpiaparabrisas para mantener en condiciones los cristales delanteros, que por si fuera poco, están formados por cuatro capas unidas entre sí por una fina película de oro que los calienta mediante electricidad.

Piloto experimentado

Pero más allá de la nieve, la limpieza de las pistas o los cálculos operacionales, hay algo que no debe fallar para que un vuelo resulte seguro en las condiciones climatológicas más adversas: la experiencia de un buen piloto.


Según declaraciones de Ariel Shocron, jefe del departamento técnico del Sindicato Español de Pilotos de Líneas Aéreas, a la agencia EFE, “los pilotos empiezan su carrera volando con cielos despejados, pero a medida que pasa el tiempo, lo hacen en situaciones temporales más desfavorables”. Y añade que “una vez adquieren una cierta veteranía, son capaces de volar con muy poca visibilidad e ir de un punto a otro guiados solo por los instrumentos que tienen en la cabina”.


Aunque los capitanes tengan ciertas habilidades, en los aterrizajes, siempre tienen muy en cuenta las opiniones de compañeros de otros aviones, por si es complicado frenar hasta detenerse. Esta información es primordial porque el estado de las pistas puede cambiar rápidamente. En caso que aseguren que la acción de frenado es muy mala o nula, los vuelos siguientes deben buscar un aeropuerto alternativo.


La buena noticia es que las aerolíneas están muy bien preparadas para las condiciones invernales. Así lo confirma al Daily Mail, Kevin O’Donnell, gerente de operaciones de vuelo de Zenith Aviation, quien destaca que “no es menos seguro volar con nieve porque la tripulación está entrenada con simuladores dotados de tecnología punta y se somete a adiestramiento y pruebas en condiciones extremas”.


Por: La Vanguardia

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