Productos manufacturados de Brasil, Chile, Ecuador, Perú y Uruguay serían los más beneficiados por una reducción en los costos de transporte, mientras que las exportaciones de minerales y metales podría representar los más altos incrementos en Argentina, Colombia y Paraguay.
Además de ello, los exportadores serían capaces de mantener una porción significativa de sus ganancias, que hoy es transferida para solventar los costos de una industria ineficiente del transporte, permitiéndoles invertir en la expansión y en medidas para aumentar la productividad.
En Brasil, por ejemplo, el costo de la distribución de la semilla de soya absorbe el 79 por ciento del precio fijado por los productores.
Las exportaciones de los países de América Latina y el Caribe hacia los Estados Unidos pagan por costos de transporte marítimo tasas 70 por ciento más altas que aquellas que se pagan por el mismo concepto en Holanda, un país mundialmente reconocido por la eficiencia de sus puertos.
Las tendencias recientes en los precios del transporte también han llegado a ser un motivo de preocupación, sugiere el estudio. Los costos del transporte aéreo se han incrementado en la región mucho más rápido que en China y el resto del mundo.
Las tarifas de transporte en 2006 fueron 36 por ciento más altas para la región del Caribe, por ejemplo, en comparación con las tarifas de 1995. En comparación, China mantuvo sus costos por debajo del índice de 1995, a pesar del incremento en los precios del petróleo. Los costos del transporte marítimo presentan un cuadro menos problemático, aproximándose de los precios mundiales.
La mayor parte de las diferencias en los costos marítimos y aéreos puede ser explicada por las materias primas “pesadas” que la región exporta, porque tienden a costar relativamente más que el transporte de los bienes manufacturados.
Para compensar, los investigadores compararon los costos de transporte entre las distintas regiones, a partir de productos semejantes.
Cerca del 40 por ciento en la diferencia de los precios de transporte que paga la región en su conjunto, en comparación con Estados Unidos y Europa, puede ser explicada por la eficiencia de los puertos marítimos y los aeropuertos.
El nivel de competitividad entre las distintas compañías de transporte y el escaso volumen de importaciones de la región también ayudan a explicar los altos costos del transporte marítimo. Una conclusión semejante puede arrojar el estudio de los costos aéreos de transporte.
Los costos de transporte de las importaciones de la región pueden disminuir cerca del 20 por ciento si América Latina mejorara la eficiencia de sus puertos hasta equiparar los niveles alcanzados por Estados Unidos, indica el estudio. De mismo modo, el aumento de la competencia entre las compañías de transporte, llegando hasta los mismos niveles actuales de Estados Unidos, puede ayudar a reducir los costos del transporte hasta en un cuatro por ciento.
“La distancia desempeña un papel de menor importancia a la hora de analizar y explicar los costos del transporte en la región”, dice Mesquita. “La buena noticia es que el mejoramiento de la infraestructura está al alcance de los hacedores de políticas”.
La región también podría beneficiarse de la disminución de las tarifas arancelarias de importación, especialmente en los países que conforman el cono sur. Menores tasas arancelarias incrementarían el volumen de las importaciones (y eventualmente incluso a las exportaciones) y podría provocar una reducción en los precios del transporte.
Sobre todo, menores aranceles significaría que los costos de transporte podrían compensar un precio final más alto de los productos, permitiendo así que los productores y consumidores se vuelvan más conscientes de su importancia y que los operadores de transporte se sientan menos inclinados a incrementar sus precios.