El sector aéreo se moviliza para quitar el miedo al MAX de Boeing

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El sector aéreo no se atreve a poner una fecha exacta a la vuelta a los cielos del 737 MAX de Boeing, pero ya se está movilizando para restaurar la confianza de los viajeros en el modelo de corto y medio radio, que, además de ser el 79% del negocio civil del fabricante de EEUU, está llamado a ser la piedra angular de las flotas de grandes aerolíneas como Southwest, American Airlines, Ryanair, Delta o Norwegian.

La última reunión entre la cúpula directiva de Boeing y la agencia de seguridad aérea de EEUU (FAA) solo dejó claro que el avión no volvería a volar en junio, como se barajó, y que se continuaría revisando la actualización del software y de los programas de formación de pilotos para evitar un nuevo fallo en el MCAS, el sistema informático que controla que el morro del avión no se incline demasiado durante el despegue y que falló en los dos accidentes del modelo. La semana pasada, la FAA volvió a retrasar el regreso del MAX, esta vez hasta diciembre. “No es posible adelantar una fecha exacta mientras se trabaja en soluciones de seguridad para la aeronave”, aseguró Ali Bahrami, de la agencia.

Pese a la dilación en la vuelta al ruedo del MAX y a las dudas que están levantado las constantes revisiones de todos los sistemas (se han detectado fallos en las alas y problemas de seguridad en la activación de una manivela manual para cambiar el ángulo de un panel de la cola), distintas aerolíneas, principalmente europeas y norteamericanas, han empezado a mostrar su apoyo a la compañía con sede en Chicago y su confianza en su icónico modelo con declaraciones públicas, planes de comunicación y grandes compromisos de compra, mientras que la propia Boeing estudia distintas alternativas, incluido un cambio de marca, para limpiar el nombre de su avión más moderno de corto y medio radio y darle una nueva vida comercial.

“Estamos comprometidos a hacer lo que sea necesario para restaurarla (la confianza). Y si eso significa cambiar la marca, entonces nos ocuparemos de eso. Si no, nos haremos cargo de lo prioritario”, aseguró en esta línea el director financiero de Boeing, Greg Smith, en una entrevista con Bloomberg durante la celebración del Salón Aeronáutico de Le Bourget (París). No en vano, el presidente del fabricante, Denis Muilenburg, es muy consciente de que el modelo ha perdido la confianza de los viajeros y de muchos clientes.

Así, lejos de cancelar pedidos, como anunciaron en su día varias aerolíneas asiáticas, el presidente de American Airlines, Doug Parker, informó en un encuentro con accionistas que los ejecutivos y otros empleados de la aerolínea serán los primeros en volar en los 737 MAX cuando recuperen la licencia de vuelo para demostrar su confianza en los mismos y tratar de erradicar el miedo que puedan tener los clientes a subirse a uno de los 24 aviones de este modelo que tienen en la flota. La compañía, que tiene previsto recibir más unidades, ha reconocido que la crisis del MAX ya le ha pasado una factura de 350 millones.

La idea, que recuerda al baño de Manuel Fraga en la playa de Palomares tras el accidente nuclear para demostrar a los turistas que era segura, también ha calado en Norwegian, con 18 aviones MAX parados desde marzo. En concreto, el presidente de la aerolínea noruega de bajo coste, Bjorn Kjos, aseguró en su cuenta de Twitter que volará con su familia en uno sus MAX cuando vuelvan al ruedo. “Espero que los reguladores se centren en la seguridad, como siempre, y no se vean dirigidos por la política. Estaré encantado de llevar a mi familia a bordo de un MAX de Norwegian”, explicó el directivo, que siempre ha mostrado su confianza en los aviones del fabricante norteamericano.

En esta línea, Air Europa, que ha comprado 20 aviones del modelo accidentado, también está estudiando llevar a cabo una iniciativa similar a la de American Airlines (que vuelen primero los directivos) para dar la bienvenida al primer MAX, que tendría que haber llegado en marzo. Por su parte, fuentes de Delta han explicado a este diario que están preparando un plan de comunicación para trasladar a los empleados y clientes de la manera más efectiva posible que los aviones son seguros para viajar cuando vuelvan a recibir la licencia de vuelo. Southwest no había contestado a las preguntas de nuestro medio antes del cierre de la edición.

Ryanair, que había confiado al MAX la renovación de su flota y la generación de ahorros, también ha apoyado públicamente a Boeing. Así, el presidente de la low cost irlandesa, Michael O’Leary viajó a finales de mayo a EEUU y en una entrevista en la CNBC aseguró que su compañía “está lista para encargar más unidades del 737 MAX tan pronto como se restablezca su certificado”.”Seguimos confiando plenamente en estos aviones que cuentan con un 4% más de asientos y son un 16% más eficientes”, aseguró el directivo.

Pero, sin ninguna duda, el mayor espaldarazo público que ha recibido el fabricante de EEUU ha venido de IAG. La dueña de Iberia y British Airway anunció en la Feria de París celebrada la semana pasada que había firmado una carta de intención de compra de 200 aviones 737-8 y 737-10 MAX, valorado en unos 24.000 millones. Es la primera aerolínea que realiza un pedido de este modelo tras los accidentes y su presidente, Antonio Vázquez, aseguró que era el modelo “más conveniente” para el grupo y “con el precio más interesante”.

La defensa en bloque del avión no solo va en beneficio del fabricante de EEUU si no que es básico para el futuro de la industria y sus beneficios que el modelo vuelva a volar ya que ha recibido muchas inversiones, muchos empleos y modelos de negocio dependen de él y Airbus no tiene capacidad para proveer a todas las aerolíneas y asumir un fuerte aumento de la demanda en corto plazo.

Fuente: Aviación al día.

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