En su documento final, el sínodo había llamado antes a los africanos a trabajar juntos por el futuro político y económico del continente. Las consecuencias negativas del colonialismo y el comercio de esclavos no deberían servir para justificar la falta de progreso y desarrollo en África, añadía. Los africanos deben hacer frente por sí mismos a los retos y crear condiciones dignas.
Benedicto defendió, además, una «globalización social», como ya hizo en su encíclica «Caritas in veritate» (El amor en la verdad) publicada en julio. Deben renovarse el progreso y desarrollo para «implicar a todos los países y no sólo a los mejor dotados», advirtió el Pontífice a los gobiernos de los países ricos. El máximo representante de la Iglesia católica abrió el sínodo hace tres semanas instando a no iniciar una era de «nuevo colonialismo».
Alrededor de 200 obispos abordaron durante el encuentro el futuro de África. Los obispos criticaron el sábado que los países ricos promuevan el aislamiento de la inmigración. La política «restrictiva» y las correspondientes leyes sobre migración en el mundo violan los fundamentos universales y las enseñanzas de la Iglesia respecto de los derechos humanos, aseguraron.
En la misa dominical estuvo también presente, entre otros, el nuevo Presidente del Consejo Pontificio Justicia y Paz, el arzobispo Peter Kodwo Appiah Turkson de Ghana. Según había comunicado el Vaticano el sábado, Benedicto nombró a Turkson, quien dirigió este sínodo en calidad de relator general, para suceder al cardenal Renato Raffaele Martino, que se retiró a causa su avanzada edad.