El presidente destituido de Honduras, Manuel Zelaya, y el líder del Gobierno de facto, Roberto Micheletti, llegaron el jueves a un acuerdo que pondría fin a la prolongada crisis política en el país y que abre la puerta a una vuelta al poder del mandatario derrocado. Zelaya dijo que el viernes se firmará un acuerdo, necesario para un reconocimiento internacional de unas inminentes elecciones generales en noviembre, luego de negociaciones que fueron acompañadas por Estados Unidos.
«La restitución es inminente, estoy optimista», dijo Zelaya por teléfono a Reuters. Previamente, Micheletti dijo que había acepctado una propuesta de acuerdo que incluía la posibilidad de una vuelta al poder de Zelaya, mediante un voto en el Congreso previa opinión de la Corte Suprema de Justicia. «Mi Gobierno ha decidido apoyar una propuesta que permite un voto en el Congreso Nacional, con una previa opinión de la Corte Suprema de Justicia, para retrotraer todo el poder ejecutivo de nuestra nación previo al 28 de junio», dijo Micheletti en una rueda de prensa en la Casa de Gobierno.
Honduras se sumergió en una crisis política desde que militares sacaron a Zelaya del Gobierno a fines de junio a punta de pistola y lo expulsaron del país, acusándolo de violar la Constitución. Desde entonces, Zelaya ha intentado volver a la presidencia con el apoyo de la comunidad internacional. Medio centenar de jóvenes celebraban a medianoche cerca de la sede de Radio Globo, partidaria del mandatario depuesto, en Tegucigalpa.
«Estoy feliz porque el presidente Zelaya va a regresar al poder que le usurparon los militares», dijo Javier Lazo, de 28 años, uno de los manifestantes. Micheletti agregó que el acuerdo incluye la creación de una comisión de la verdad para investigar los hechos de los últimos meses, así como la transferencia del comando de las Fuerzas Armadas al máximo tribunal electoral, entre otros puntos.
PRESION DE EEUU
Presionados por una delegación de funcionarios de Estados Unidos -principal socio comercial de Honduras- que llegó el miércoles al país, ambas partes se sentaron nuevamente a la mesa de negociación en un hotel de Tegucigalpa, tras el fracaso de rondas anteriores. La delegación fue encabezada por el secretario adjunto para asuntos del Hemisferio Occidental de Washington, Thomas Shannon.
Hasta el anuncio de Micheletti, el Gobierno de facto de había negado a considerar la vuelta de Zelaya, lo que había arrojado dudas sobre la legitimidad de las elecciones presidenciales del 29 de noviembre, convocadas desde antes del golpe de Estado. La secretaria de Estado de Estados Unidos, Hillary Clinton, alabó desde Pakistán el acuerdo en el país centroamericano y dijo que «estamos muy claramente del lado de la restitución del orden constitucional, y eso incluye las elecciones».
Zelaya se tomaba fotografías con los colaboradores y seguidores que lo han acompañado durante su encierro de más de un mes en la embajada de Brasil en Tegucigalpa, donde se refugió tras entrar a escondidas al país.
El acuerdo se logra cuando restan tres meses para que termine el período presidencial de Zelaya. Shannon y Víctor Rico, representante de la Organización de Estados Americanos (OEA), se mostraron complacidos con el acuerdo.
«Han llegado a una feliz solución», dijo Rico a periodistas.