DÍA UNIVERSAL DEL NIÑO: PONGAMOS SONRISAS EN LOS ROSTROS DE LOS NIÑOS

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El 20 de noviembre de este año no debería pasar únicamente como el Día Universal del Niño de cada año, y mucho menos como cualquier otro día de cualquier otro año. Porque ese día, los principales medios de comunicación del mundo lanzarán, por primera vez, una campaña mediática sin precedentes para dar a conocer las vidas de los niños de muchas partes del mundo.
Coorganizada por UNICEF y la agencia de noticias Xinhua, la campaña mediática del Día Universal del Niño está diseñada para aumentar la concienciación sobre cómo los adultos deben realizar muchos más esfuerzos para asegurar que todos y cada uno de los niños del mundo comparten una razón para sonreír. Habrá una cobertura mediática en directo 24 horas de las vidas de los niños durante su día especial, se darán a conocer los más recientes estudios internacionales sobre las condiciones de vida de los niños, y se mostrarán las obras de concursos infantiles de fotografía para que podamos ver el mundo en el que vivimos a través de los ojos de los niños.

DÍA UNIVERSAL DEL NIÑO
Los niños son considerados universalmente como el futuro de la humanidad, pero aún así sufren demasiado a menudo las peores consecuencias de desastres provocados por el hombre, ya sean tsunamis, explotación o violencia. En Beslan, una pequeña ciudad en la República de Ossetia del Norte, los niños que sobrevivieron a la terrible experiencia del violento secuestro en su colegio hace cinco años afirman que lo que más miedo les da sigue siendo el sonido de los espantosos bombardeos y disparos.
En el pequeño territorio de la Franja de Gaza, que sufre un estricto bloqueo militar y económico, los niños tienen que imaginar que están viendo cebras reales cuando lo que tienen en su zoológico local son dos burros pintados con rayas marrones. Lo que es peor, en ciertos países africanos asolados por las guerras, unirse a un grupo armado como soldado es la única salida para muchos niños, y los rifles automáticos AK-47 son los juguetes de su infancia. Muchos de ellos mueren antes de haber tenido la oportunidad de crecer.
La lista de historias como éstas, de infancias destrozadas o robadas, no tiene fin. Y estas historias subrayan la urgente necesidad de que la comunidad internacional tome acciones inmediatas y cambie la situación. La voz de esos esfuerzos se ha oído alta y clara desde el 20 de noviembre de 1959, cuando la Asamblea General de la ONU adoptó la Declaración de los Derechos del Niño.
Treinta años después, se redactó en la misma fecha la Convención sobre los Derechos del Niño con el fin de garantizar los derechos básicos y el bienestar de los niños de todo el mundo. Hasta el momento, 193 países miembros de la ONU han firmado esa Convención, lo que la convierte en una de las convenciones más aprobadas, si no la más, del mundo. Sin embargo, estos documentos solos no son suficientes para aumentar la concienciación acerca de las condiciones de vida y de crecimiento actuales de los niños entre los residentes de nuestra aldea global, o para despertar una determinación para reaccionar, si no contamos con el poder de la cobertura de los medios de comunicación. A través de una amplia cobertura mediática, los niños pueden conseguir ayuda de parte de todos los sectores sociales, y pueden cooperar para mejorar sus futuros, mientras que los medios de comunicación también pueden ayudar a diseñar un mejor futuro para los niños de todo el mundo aumentando la concienciación pública sobre sus condiciones de vida y su bienestar, y promoviendo acciones concretas.
La cobertura mediática ha demostrado tener un papel vital en el pasado para ayudar a cambiar el destino de los niños y a procurar un futuro mejor para ellos. Fue la escena de una lúgubre y oscura fábrica de algodón donde niños de sólo seis años trabajaban hasta 12 horas al día la que motivó que Estados Unidos crease una legislación para poner fin al trabajo infantil en el país.
Fue la fotografía de una niña de nueve años corriendo desnuda con espantosas quemaduras tomada en 1972 la que precedió una nueva oleada de manifestaciones contra la guerra en EEUU y en muchas otras partes del mundo, y provocó la retirada de las tropas estadounidenses de Vietnam y el final de la guerra. Fueron las historias de niños hambrientos acosados por buitres en las secas y estériles sabanas africanas las que despertaron la concienciación sobre la hambruna en los hogares de otras partes del mundo, y lograron atraer la debida atención, y junto con ella, la ayuda alimentaria, para los que más lo necesitan.
La cobertura mediática no sólo arroja una luz a la parte más funesta de la vida. Muestra toda una gama de sentimientos desde la tristeza absoluta hasta la felicidad, contrastando las vidas de los niños que hoy día aprenden a aguantar el dolor, y las de los que disfrutan de una libertad sin preocupaciones en diferentes lugares del mundo. La necesidad de una mucho mayor antención y de tomar más acciones con respecto a problemas como la pobreza, la violencia, la discriminación, la represión, los abusos o la explotación, es el motivo indiscutible y la razón de peso que ha originado la campaña mediática de este año.
Los medios de comunicación de todo el mundo deben, por ello, compartir la responsabilidad de mejorar el bienestar de los niños, como futuro de la humanidad que son, otorgándoles la debida atención, con la esperanza de que sus destinos cambien de malos a buenos, y de buenos a mejores. El poeta indio Rabindranath Tagore, galardonado con un premio Nobel, comparó el bienestar de los niños con el paraíso abrigado en las miradas de los infantes. Lleno de amor, dijo en su poema «El niño ángel»:
«Que vean tu rostro, hijo mío, para que comprendan el significado de todas las cosas; para que te amen y así se amen unos a otros.» Estos versos están dedicados tanto a los niños como a los adultos, y a aquéllos que han aportado su grano de arena para mejorar el bienestar de los niños. Se dice que las noticias son efímeras, pero el profundo mensaje trasmitido en esta campaña y las acciones que inspire en el futuro para promover el bienestar de los niños se recordarán para siempre.
 
BEIJING (Xinhua) 

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