Pocos saben que gracias al impuesto a la cerveza se pudo lograr la suma de 172 mil 806 libras peruanas, lo que posibilitó, a inicios del siglo pasado, la construcción, equipamiento y mantenimiento de lo que es ahora el Instituto Nacional de Salud del Niño, ubicado en la cuadra siete de la avenida Brasil. Hoy, 80 años después, la historia parece repetirse. Si bien no habrá un nuevo tributo para su edificación, sí existe un invalorable esfuerzo para iniciar, en estos días, la construcción de un modernísimo edificio en el distrito de San Borja, con una inversión de 220 millones de nuevos soles del erario nacional, que incluye su equipamiento.
El nuevo inmueble, sin embargo, no obligará al cierre del histórico hospital del distrito de Breña. Por el contrario, ampliará su cobertura a cirugías de más alta complejidad, como trasplantes y enfermedades cardiovasculares, y se dedicará a la investigación y a la docencia. “El edificio que actualmente tenemos quedó obsoleto, no permite intervenciones que requieren de ambientes extendidos (juntos), como la que presentará el moderno hospital”, explica el médico Roberto Luis Shimabuku, el director número 32 de ese importante hospital nacional.
Para el nuevo nosocomio, ubicado en el cruce de las avenidas Rosa Toro y Javier Prado, se destinó un área de 15 mil metros cuadrados, mientras que otros 10 mil serán para áreas verdes. “Contará con un máximo de ocho pisos y ya tenemos adjudicados tres ambulancias de tipo III, que son las más avanzadas”, sostiene el galeno al recordar que la construcción del moderno hospital para niños es una iniciativa del Presidente de la República, que surgió tras su visita al actual nosocomio en 2007.
En ocho décadas, este hospital registró hasta cinco nombres. El 1 de noviembre de 1929 fue inaugurado como Julia Swayne de Leguía, nombre que se impuso en homenaje a la esposa fallecida, diez años atrás, del entonces presidente de la República, Augusto B. Leguía. “La inauguración ocupó las primeras planas de los periódicos. El 50% del impuesto a la cerveza había servido para pagar el préstamo del dinero para la construcción del hospital y el otro 50% se destinó al sostenimiento de la obra”, recuerda el doctor Augusto Bazán Altuna, ex director (1982-1985) y hoy consultor ad honórem de ese nosocomio.
Nueve meses después, en 1930, tras estallar la revolución de Arequipa y producirse la salida del presidente Leguía, la Junta de Gobierno decide ponerle el nombre de Hospital del Niño. En 1983, asume la denominación de Instituto Nacional de Salud del Niño; siete años después (1990) le retiran el “Nacional” y queda en Instituto de Salud del Niño.
En 2006, el nosocomio pasa a ser el Instituto Especializado de Salud del Niño y luego vuelve a Instituto Nacional de Salud del Niño.