Así, el canciller chileno, Mariano Fernández, declaró que no se pronunciará sobre el contenido de las investigaciones, en tanto que el fiscal, Sabas Chahúan, afirmó que no existe en Chile ninguna persona que responda a los nombres proporcionados por el traidor peruano al confesar que fueron al menos dos funcionarios de esa nacionalidad que actuaron como sus contactos en el espionaje perpetrado.
La actitud chilena causó una inmediata reacción en líderes de diversas bancadas del congreso peruano que reclamaron una posición más firme de su cancillería, descartando la tibieza diplomática de Torre Tagle frente a lo que consideran una burla irrespetuosa e irresponsable por parte del Palacio de La Moneda ya que ha demostrado falta de voluntad para llegar al fondo del asunto y deslindar responsabilidades.
Entre los congresistas que se pronunciaron públicamente sobre las declaraciones del canciller y del fiscal chilenos , figuran María Luisa Cuculiza, presidenta de la Comisión de Relaciones Exteriores, quien exigió cordura y cosas claras, añadiendo que respecto al fiscal Chahuán, que sostiene que no existen los nombres de los supuestos colaboradores chilenos, era obvio pues ningún espía da su verdadera identidad.
También declararon, el congresista Víctor Andrés García Belaúnde, opinando que las relaciones con Chile no deben normalizarse en tanto se investiga la participación chilena, porque es evidente su falta de voluntad; y el congresista Yonhy Lescano, planteando que no se insista en el mantenimiento de las llamadas “cuerdas separadas” en las relaciones con Chile, así como que se suspenda el Tratado de Libre Comercio con el mismo país.
Finalmente, el embajador, Luís Solari Tudela, aconsejó alejarse de Chile, pues este país jamás se inculparía a sí mismo.