El presidente Barack Obama debatirá este martes con miembros del servicio de inteligencia las fallas en seguridad que permitieron el atentado frustrado del 25 de diciembre, mientras la embajada de Estados Unidos reabrió en Yemen, donde Al Qaida reivindicó el ataque. Este atentado frustrado a bordo de un vuelo entre Amsterdam y Detroit llevó la atención hacia Yemen, origen de varias amenazas de Al Qaida, lo que provocó el cierre temporario de varias embajadas, aunque Estados Unidos reabrió este martes su sede diplomática en ese país y elogió la acción de las fuerzas de seguridad yemeníes, que desde el domingo mataron o detuvieron a varios presuntos miembros de esa red islamista.
El personal de la embajada británica en la capital yemení, Saná, reintegró la misión, que sin embargo siguió cerrada al público. También la embajada francesa permaneció cerrada, mientras las otras representaciones diplomáticas limitaban el acceso a sus locales. Por otro lado, Estados Unidos seguía reforzando la seguridad en aviones hacia su territorio y revisando las listas con miles de nombres de personas vigiladas o que tienen prohibido volar allí.
Al Qaida en la península arábica, la rama de la red basada en Yemen, reivindicó el atentado frustrado el 25 de diciembre en un avión estadounidense cuyo autor, Umar Faruk Abdulmutallab, un nigeriano de 23 años, había estado en ese país. Estados Unidos y el Reino Unido anunciaron su intención de ayudar a Yemen a reforzar sus capacidades antiterroristas.
«El gobierno estadounidense agradece a Yemen por sus esfuerzos destinados a desorganizar las redes de Al Qaida en la Península Arábica y reafirma que continuará apoyando dichos esfuerzos», anunció un comunicado de la embajada estadounidense en Yemen, subrayando, no obstante, que «las amenazas de ataques terroristas contra intereses estadounidenses permanecen elevadas». Poco antes, el ministerio yemenita del Interior había anunciado el arresto de cinco «terroristas» y afirmado que podía garantizar la seguridad de los extranjeros en todo su territorio.
El ministro de Justicia nigeriano, Michael Aondoaaka, anunció en tanto que iba «a dirigirse» a las autoridades estadounidenses para pedir que retiren a su país de la lista de aquéllos que deben ser vigilados, añadiendo que tiene la «fuerte convicción» de que «anularán esta decisión ya que Nigeria no es un país terrorista». Obama, quien había denunciado luego de atentado fallido carencias de seguridad «inaceptables», se disponía este martes a hacer un balance de la investigación con los responsables de los servicios de inteligencia y los principales miembros de su gobierno.
Un día antes del encuentro, el máximo jefe militar de inteligencia estadounidense en Afganistán condenó el funcionamiento de la inteligencia en ese país, criticando que su ignorancia y su carencia de información podría impedir que prospere la guerra contra los insurgentes. En un informe inusualmente rotundo, el general Michael Flynn recomendó que hubiera cambios radicales en este «aparato de inteligencia (que) todavía se ve a sí mismo como incapaz de responder preguntas fundamentales sobre el contexto en el que opera y la gente a la que (está) intentando proteger y persuadir».
Este martes la televisión estadounidense informó que el autor de un atentado suicida que provocó la muerte de siete miembros de la CIA el 30 de diciembre en Afganistán era un jordano reclutado por los servicios de inteligencia de su país que trabajaba como agente doble para Al Qaida.
El jordano, identificado por la agencia de prensa Petra con el nombre de Ali bin Zeid, oficial de los servicios de información de su país, «era miembro de la familia real hachemita, lo que explica que el rey y la reina asistieran a sus funerales, y que fuera tratado como héroe nacional», explicó a la AFP Bruce Riedel, ex agente de la CIA y consejero de la Casa Blanca.