El presidente Barack Obama dijo que Estados Unidos «está en guerra con Al Qaeda» y admitió que «el gobierno falló en conectar los puntos» para evitar el atentado del 25 de diciembre, además de ordenar «nuevos pasos para prevenir ataques» y «mantener el país a salvo». «El sistema falló en organizaciones y las agencias» de inteligencia del estado y cuando esto ocurre «es mi responsabilidad», reconoció Obama, quien acerca de la «guerra con Al Qaeda» dijo que si bien «hicimos progresos», el grupo terrorista «busca cada vez más reclutar» a personas que no están relacionadas con el terrorismo.
Por otra parte, Obama puntualizó que la inteligencia falló de manera «desastrosa» en varios puntos para evitar que el 25 de diciembre un joven nigeriano intentara explotar una bomba que pudo haber matado a 300 pasajeros que se dirigían a Detroit. Primero, por no responder a la información que indicaban las intenciones de ataque de Al Qaeda y por no integrar la información que había disponible para análisis que pudo haber descubierto el potencial ataque. Tercero porque hubieron «defectos» que llevaron a que el sospechoso no fuera puesto en la lista de aquellos que tienen prohibido viajar.
Tras los hechos, Obama ordenó «pasos adicionales» a tomar en cuatro áreas con el fin de reformar el sistema de inteligencia: «asignar responsabilidades específicas», «distribuir más rápida y extensamente los reportes de inteligencia», «fortalecer los análisis» de inteligencia y aumentar los «esfuerzos para fortalecer el criterio» para determinar quienes integran la lista de aquellos que no pueden viajar. Una vez iniciadas las reformas «mediremos los progresos» y el asesor para la seguridad nacional, John Brennan, lo informará en 30 días sobre los avances, anunció Obama.
También anunció el refuerzo de medidas de seguridad en los aeropuertos así como la revisión de la lista de personas peligrosas o señaladas como terroristas. Advirtió de todas maneras que «no hay bala de plata que asegure los miles de vuelos en Estados Unidos» por eso «incrementamos las inversiones» en materia de seguridad. Por ello, «ahora es tiempo de ciudadanía», de «juntarnos», así es «como vamos a prevalecer en esta pelea», concluyó el presidente estadounidense.
El 25 de diciembre, el nigeriano de 23 años Umar Farouk Abdulmutallab logró eludir los controles de seguridad y abordar con explosivos a un avión de la aerolínea estadounidense Northwest que llevaba casi 300 pasajeros, e intentó activarlos minutos antes que la aeronave aterrizara en la ciudad Detroit. Sin embargo, la bomba que llevaba en su ropa interior falló y generó una pequeña explosión que llamó la atención de un pasajero, quien lo redujo para entregarlo a las autoridades que lo alojaron en una cárcel de Michigan.
Abdulmutallab, reconoció luego que fue entrenado durante más de un mes por la red terrorista Al Qaeda y que fue ésta organización quien le proporcionó cerca de 80 gramos de un potente explosivo. Asimismo, el grupo terrorista se adjudicó la autoría del fallido atentado. Horas más tarde, salió a la luz la información de que Abdulmutallab había sido incluido en noviembre a lista de pasajeros extranjeros bajo vigilancia – la cual incluye el nombre de más de 500 mil personas- presumiblemente luego de que su padre, un importante empresario nigeriano, alertara a la embajada estadounidense en su país sobre los comportamientos de su hijo.
El nigeriano detenido fue acusado este miércoles por la justicia estadounidense con seis cargos en su contra entre los que figuran el intento de asesinato y de uso de armas de destrucción masiva, intento de destrucción de un avión en territorio estadounidense y cargos por colocar intencionadamente un aparato destructivo en las proximidades de un avión.