Toso está profundamente ligado a Paracas: la historia de su vida empezó allí (sus padres pasaron su luna de miel en el antiguo hotel), además estuvo a punto de morir cuando vivió en ese lugar el terremoto del 2007. Tenía que volver, cerrar el círculo y tratar de encontrar aquello que la bahía le demandaba.
Aceptó de su colega Bruno Giordano, chef de la cadena Hoteles Libertador, para trabajar en el nuevo Paracas Luxury Collection Resort. Cambió el sol del Caribe por el de la bahía sureña y entendió que su tarea apuntaba a colaborar en la reconstrucción de una zona que anhela su glorioso pasado gastronómico.
Con la seguridad de formar un gran equipo de cocina, empezó por colaborar con la Sociedad Peruana de Gastronomía (Apega) y Senati en la capacitación de 32 pisqueños, de los cuales cerca de 20 forman hoy parte de su cocina, además de dos sous chefs y un jefe de pastelería limeños, entre otros cocineros procedentes de Chincha e Ica.
“La costa peruana es más rica cuando juntas los insumos del sur y del norte”, explicó el chef Toso. Sus palabras establecen un lazo no solo a nivel de insumos, también de personal, de estilos y de sazón. Y es que en su cocina marina se busca incluir todo: el zapallo loche comparte protagonismo con una buena corvina, pero también con un espárrago tierno; los pallares locales se mezclan en un tacu tacu bañado con una salsa de mariscos. Detalles que llaman la atención sobre el potencial de esta bahía, otrora ícono gastronómico, que construye hoy una nueva etapa, con una identidad fresca, abierta a las ideas de los nuevos valores.