(Aeronoticias): La belleza natural de Isla Grande, un destino turístico popular en el Archipiélago de San Bernardo, se enfrenta a una creciente amenaza debido a los efectos del cambio climático. Con sus playas de arena blanca, aguas cristalinas y exuberante vegetación, la isla ha sido un refugio para turistas y amantes de la naturaleza. Sin embargo, expertos advierten que el aumento del nivel del mar y la erosión costera ponen en riesgo este paraíso.
Recientes estudios realizados por el Instituto de Investigaciones Marinas y Costeras (Invemar) indican que Isla Grande ha perdido alrededor del 30% de su superficie terrestre en las últimas dos décadas. La comunidad local, que depende en gran medida del turismo y la pesca, ha comenzado a notar los efectos de esta pérdida. «Cada año, las mareas altas afectan más nuestras casas y nuestras playas», comenta María López, una residente de la isla. «Estamos preocupados por el futuro de nuestra comunidad y nuestro medio ambiente».
Organizaciones ambientales y el gobierno local han comenzado a implementar iniciativas para mitigar el impacto del cambio climático. Programas de reforestación y campañas de limpieza de playas están en marcha, pero los residentes piden más apoyo. «Necesitamos una estrategia a largo plazo que incluya la construcción de infraestructuras resistentes al clima y la educación sobre prácticas sostenibles», añade López.
Los turistas también están tomando conciencia de la situación. Muchos visitantes están optando por apoyar negocios locales que promueven la sostenibilidad y el cuidado del medio ambiente. «Vine a Isla Grande por su belleza, pero ahora siento que es mi responsabilidad ayudar a protegerla», dice Javier Martínez, un turista de Bogotá.
Con el apoyo adecuado y la colaboración entre la comunidad, el gobierno y los turistas, hay esperanza de que Isla Grande pueda adaptarse y preservar su belleza natural para las futuras generaciones. La isla sigue siendo un símbolo de la riqueza ecológica de Colombia, y su salvaguarda es esencial para el bienestar de su gente y su entorno.
Fuente: Sebastián Julián Palacín Newell.