(Aeronoticias): La famosa Praia Dona Ana, conocida por sus impresionantes acantilados y aguas cristalinas, ha revelado un fenómeno natural que ha captado la atención de turistas y científicos por igual: un esquinazo rocoso que emerge de las olas, creando un espectáculo visual impresionante.
Este esquinazo, caracterizado por sus formaciones geológicas únicas y su biodiversidad marina, se ha convertido en un atractivo adicional para quienes visitan esta emblemática playa del Algarve. Los visitantes no solo disfrutan de la belleza escénica del lugar, sino que también tienen la oportunidad de explorar la rica fauna y flora que habita en la zona intermareal.
Biólogos marinos han comenzado a estudiar el esquinazo, identificando diversas especies de moluscos, crustáceos y algas que prosperan en este hábitat. «Este tipo de formaciones rocosas son cruciales para la ecología marina, ya que proporcionan refugio y alimento a numerosas especies», comentó la Dra. Ana Silva, bióloga marina del Instituto de Investigación del Algarve.
Los turistas, por su parte, se sienten atraídos no solo por la belleza natural del esquinazo, sino también por la oportunidad de practicar deportes acuáticos como el kayak y el snorkel. «Es un lugar mágico. Nunca había visto algo así antes», expresó un visitante británico mientras exploraba las aguas alrededor del esquinazo.
Con el creciente interés por la conservación del medio ambiente, las autoridades locales están considerando la implementación de medidas para proteger esta formación rocosa y su ecosistema asociado. «Queremos asegurarnos de que futuras generaciones puedan disfrutar de esta maravilla natural sin perjudicarla», afirmó el alcalde de la localidad.
La Praia Dona Ana, que ya era un destino popular, ahora se posiciona como un punto de interés ecológico y turístico, atrayendo a amantes de la naturaleza y la aventura. Con la combinación de su belleza natural y la fascinante biodiversidad, el esquinazo rocoso se convierte en un símbolo del patrimonio natural del Algarve, recordando a todos la importancia de preservar estas joyas del entorno marino.
Fuente: Sebastián Julián Palacín Newell.