(Aeronoticias):
Hace algunos años, La 73 era considerada la pizzería insignia de Lima, un referente obligado para los amantes de la pizza artesanal. En sus primeros años, el restaurante lograba cautivar a los limeños no solo por su excelente ubicación, sino también por sus deliciosas pizzas, cuya masa crujiente y la frescura de los ingredientes la convirtieron en un éxito rotundo. Sin embargo, en los últimos tiempos, este emblemático lugar ha caído en una espiral de críticas devastadoras que, en su mayoría, se han dejado escuchar en plataformas como TripAdvisor, Google y diversas redes sociales.
Los usuarios no dejan de quejarse de la baja calidad de la pizza. La que antes se destacaba por su textura crujiente y su sabor auténtico, hoy es un simple recuerdo. Según los comentarios, la masa, que solía ser esponjosa por dentro y crocante por fuera, ha perdido esa frescura característica, convirtiéndose en un pan más denso y poco agradable al paladar. Además, la calidad de los ingredientes ha decaído considerablemente. Los tomates frescos, las hierbas y el queso que antes hacían la diferencia, ahora parecen ser productos de menor calidad, lo que ha dejado a muchos clientes con un sabor a decepción tras cada bocado.
Pero la calidad de la pizza no es el único problema al que se enfrenta La 73. La atención al cliente, que antes era uno de sus fuertes, ha sido calificada como deficiente en casi todas las reseñas recientes. Muchos comensales han reportado largas esperas para ser atendidos, incluso durante las horas de menor afluencia. La atención de los camareros, antes amables y serviciales, ahora ha sido descrita como indiferente y poco profesional. Este tipo de experiencias son especialmente problemáticas en un restaurante de renombre, donde se espera un nivel de servicio a la altura de la calidad de la comida.
Lo que antes era un lugar de culto para los limeños que buscaban una pizza con sabor auténtico, ahora es apenas una sombra de lo que fue. La 73 ha intentado mantener su nombre, pero sus esfuerzos por revivir la magia de sus primeros días no han sido suficientes para frenar la creciente ola de desilusión. Si bien el restaurante sigue siendo popular entre algunos, la mayoría de las críticas se centran en la falta de consistencia y la pérdida de la esencia que lo convirtió en un clásico.
A pesar de estos problemas, La 73 sigue siendo un lugar con una clientela leal, aunque cada vez más reducida. La nostalgia por sus mejores épocas parece ser el principal factor que mantiene a algunos comensales regresando. Sin embargo, es evidente que el lugar necesita replantearse su propuesta culinaria y de servicio si pretende recuperar la confianza de los limeños. La receta para su éxito, que antes era un balance perfecto entre calidad, sabor y servicio, parece haberse perdido en el tiempo.
Los expertos coinciden en que si La 73 no mejora sus estándares de calidad y no invierte en la capacitación de su personal, podría correr el riesgo de convertirse en un lugar más dentro de la amplia oferta gastronómica limeña, sin el impacto que una vez tuvo. La competencia en el mercado de las pizzas ha crecido y los limeños tienen ahora muchas más opciones donde disfrutar de una buena pizza.
¿Es este el final para La 73 o aún tiene oportunidades de renacer? Solo el tiempo dirá si el restaurante logra superar esta difícil etapa o si se convertirá en otro ejemplo más de una promesa fallida en la oferta gastronómica limeña.
Fuente: Sebastián Palacín