(Aeronoticias): Aviacion Digital, Sp.- España atraviesa el verano más devastador de las últimas tres décadas, con 350.000 hectáreas calcinadas según el sistema satelital Copernicus. En este contexto, una crisis anticipada desde 2022 pone en riesgo la lucha contra los incendios forestales: la escasez crítica de pilotos especializados.
La falta de profesionales, las estrictas normativas de horas de vuelo y las condiciones laborales precarias han dejado a la mitad de la flota de extinción en tierra, mientras la intención de reimplementar exenciones de horas de vuelo como en 2022 genera preocupaciones por la fatiga de las tripulaciones y los riesgos para la seguridad aérea.
La Flota Paralizada: Una Crisis Inminente
La situación es crítica. Según la Asociación de Trabajos Aéreos y de Emergencias (Ataire), citada por The Objective, el 50% de las aproximadamente 250 aeronaves (aviones y helicópteros) dedicadas a la extinción de incendios podrían quedar inactivas en los próximos días por falta de pilotos. Ignacio Gracia, miembro de la Junta Directiva de Ataire, alerta: «En dos días, el 50% de la flota se quedará en tierra porque no hay pilotos» . Manolo González, experto del sector, corrobora que, aunque hay aparatos disponibles, «simplemente no hay pilotos para operarlos».
La normativa de la Agencia Estatal de Seguridad Aérea (AESA) limita a los pilotos a 80 horas de vuelo en 28 días consecutivos y un máximo de 8 horas diarias, con un descanso obligatorio de al menos 8 días tras alcanzar este tope. En la actual campaña, con más de 40 focos activos, muchos pilotos agotan estas horas en apenas 10 o 12 días, recurriendo a una reserva limitada del 10-12% que no cubre la demanda. Sin relevos suficientes, las operaciones aéreas se detienen, dejando a España vulnerable frente a los incendios.
La Diáspora de Pilotos: Una Fuga de Talento
El problema tiene raíces profundas. Los pilotos españoles formados para la extinción de incendios emigran a países como Turquía, Grecia, Italia o naciones africanas, atraídos por mejores condiciones laborales a los ofrecidos en España. La creciente demanda de extinción aérea en estos países, con contratos más competitivos, agrava la situación. «Países como Portugal o Italia han duplicado los presupuestos para extinción aérea, mientras España se queda atrás», lamenta Dámaso Castejón, secretario general de Ataire.
El Sindicato Libre de Trabajadores Aéreos (SLTA) ya advertía en 2022, en un escrito a la AESA, sobre esta diáspora, destacando que los salarios precarios –en algunos casos de 1.000 euros mensuales tras inversiones de hasta 100.000 euros en formación– empujan a los pilotos al extranjero. Además, las operaciones monotripuladas limitan las oportunidades para que los pilotos noveles acumulen experiencia, perpetuando el déficit de profesionales cualificados.
Exenciones: Un Parche Improvisado con Riesgos
Para enfrentar la emergencia, se pretende reimplementar una medida aplicada en 2022, que permite extender las horas de vuelo de los pilotos hasta 120 al mes durante períodos de alta demanda. Esta exención busca mantener operativas las aeronaves ante la escasez de pilotos, pero es ampliamente criticada como un parche improvisado que no resuelve el problema estructural y pone en riesgo la seguridad.
La reimplementación de estas exenciones agrava la fatiga de las tripulaciones, un factor crítico para la seguridad aérea. La AESA ha reiterado que «la fatiga mata«, y operar más horas sin descansos adecuados eleva el riesgo de errores humanos y accidentes graves. Ataire propone seguir el modelo de Portugal, donde las exenciones se aplican solo con la aprobación voluntaria del piloto y estrictos controles de fatiga, pero incluso esta alternativa no compensa la falta de personal.
Sin embargo, según fuentes de Aviación Digital, la realidad es que algunos pilotos se enfrentan a presiones verbales para aceptar estas exenciones bajo amenazas por parte de algunos operadores. Estas prácticas, que comprometen la voluntariedad de las exenciones, son «inaceptables» y un riesgo directo para la seguridad de las operaciones. AESA debería de investigar la veracidad de estas presiones de modo preventivo, para garantizar que las exenciones se apliquen sin coacciones (en el caso de que se vuelvan a autorizar), respetando las normativas de seguridad.

Un Problema Crónico sin Soluciones Estructurales
La crisis actual no es sorpresiva. Ataire lleva desde el 11 de agosto alertando al Ministerio de Transportes y Movilidad Sostenible sobre esta situación, mientras comunidades como Galicia, Extremadura, Castilla y León y Andalucía claman por soluciones urgentes. El Sindicato Libre de Trabajadores Aéreos (SLTA), sindicato sectorial mayoritario, subraya que el problema radica en la falta de dimensionamiento de las plantillas y exige planes de contratación que respondan al aumento de incendios provocado por el cambio climático. «No podemos seguir parcheando una emergencia nacional con medidas que sobrecargan a los pilotos», afirman.
La formación de nuevos pilotos, con costes de entre 70.000 y 100.000 euros sin subvenciones públicas, es otro obstáculo. Los bajos salarios y la falta de experiencia acumulada agravan la fuga de talento, dejando a España sin los profesionales necesarios para enfrentar una temporada de incendios cada vez más intensa.
Una Carga Injusta sobre los Pilotos
A pesar de las advertencias de Ataire y el SLTA desde 2022, la improvisación y la falta de acción estructural han dejado a España en una posición de extrema vulnerabilidad. La intención de reimplementar exenciones como en 2022 refleja una gestión reactiva que prioriza soluciones a corto plazo sobre la seguridad y el bienestar de los pilotos. Las llamas no dan tregua, y la presión recae, como siempre, sobre los pilotos, quienes enfrentan condiciones extenuantes, riesgos de fatiga por exenciones improvisadas y presiones para aceptar horas extra. Mientras el fuego avanza, la pregunta permanece: ¿hasta cuándo se ignorará una crisis que pone en peligro no solo los bosques, sino también la seguridad de quienes luchan por salvarlos?
Fuente: aviaciondigital.com