(Aeronoticias):
En el corazón del elegante Faubourg Saint-Honoré, rodeado por boutiques históricas y embajadas, se alza el Le Bristol Paris, sinónimo de distinción, arte de vivir y hospitalidad francesa desde 1925. Más que un hotel, es una institución que encarna el alma refinada de la ciudad luz. Perteneciente a la exclusiva colección Oetker, este palacio parisino es frecuentemente citado entre los mejores hoteles del mundo por Forbes, Travel + Leisure y Condé Nast Traveler.
El edificio, de estilo clásico haussmanniano, fue testigo de casi un siglo de historia europea. Durante la Segunda Guerra Mundial sirvió de refugio diplomático y más tarde de residencia para la alta sociedad parisina. Sus 190 habitaciones y suites, muchas con balcones hacia los Campos Elíseos, combinan la elegancia del siglo XVIII con una comodidad contemporánea impecable. Los tapices de Aubusson, las maderas nobles y los mármoles italianos conviven con tecnología invisible.
Cada suite es una obra maestra. La Suite Impériale, con más de 300 m², posee su propia galería privada y vista directa a la Torre Eiffel. La Suite Paris, en el sexto piso, es un poema visual durante el atardecer. Cada rincón respira arte, discreción y savoir-faire.
En el corazón del hotel se encuentra uno de los mayores orgullos de Le Bristol: su jardín interior de 1.200 metros cuadrados, un oasis secreto en pleno París, donde los huéspedes disfrutan de desayunos con pastelería artesanal o un té servido en porcelana de Limoges.
Su gastronomía es una institución. El restaurante Epicure, dirigido por el legendario chef Éric Frechon (tres estrellas Michelin), convierte los productos franceses en experiencias sensoriales. Su langosta con vino de Jura o el pichón asado con foie gras son clásicos de la alta cocina mundial. El 114 Faubourg, su brasserie contemporánea, suma otra estrella Michelin y atrae a la élite parisina.
El spa Le Bristol by La Prairie y su piscina panorámica —inspirada en la cubierta de un yate sobre el Sena— son santuarios de bienestar. La atención al detalle llega a niveles casi artísticos: desde el aroma característico del hotel hasta la presencia del célebre gato residente, Socrate, un símbolo de hospitalidad y calma.
Le Bristol es mucho más que un hotel de lujo; es una institución cultural viva. Por sus pasillos han pasado Audrey Hepburn, Grace Kelly, Picasso, Woody Allen (que lo inmortalizó en Midnight in Paris) y miembros de la realeza europea. Su filosofía se resume en una frase: “El verdadero lujo es el tiempo bien vivido”.
Premiado en 2024 como Mejor Hotel Urbano del Mundo por Virtuoso, sigue siendo una referencia absoluta del arte de recibir a la francesa: elegante, cálido y eterno.
Fuente: Sebastian Palacin