💥 Las celebridades que transformaron sus aviones privados en verdaderas mansiones voladoras

Los aviones privados dejaron de ser simples medios de transporte para un selecto grupo de celebridades: ahora son mansiones con alas. Con interiores que rivalizan con hoteles de cinco estrellas, estas aeronaves representan el máximo lujo accesible solo para las élites globales. Entre oro, suites, salones y cines voladores, los cielos se han convertido en el nuevo territorio de extravagancia.

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(Aeronoticias):
El lujo en el aire alcanzó un nuevo nivel. En la élite de Hollywood, la música y los deportes, algunos famosos han llevado la personalización de aviones privados al extremo: convertirlos en mansiones con salas de cine, dormitorios king-size, spas, discotecas, oficinas y hasta cocinas dignas de restaurantes. Estas aeronaves no solo sirven para viajar: son hogares flotantes diseñados para vivir, trabajar y entretenerse en pleno cielo.


1. Donald Trump – Boeing 757 convertido en palacio volador

Antes de ser presidente, Trump adquirió un Boeing 757 y lo remodeló por completo.
Características:

  • Asientos con cinturones bañados en oro de 24 quilates
  • Dormitorio principal con cama king
  • Sala de cine a bordo
  • Baños con grifería dorada
  • Logotipo TRUMP bordado en cada reposacabezas
    Este avión es uno de los jets privados más famosos del mundo debido a su extravagancia.

2. Drake – El “Air Drake”, un Boeing 767 estilo suite de hotel

El rapero canadiense posee uno de los aviones privados más grandes en manos de una celebridad.
Modificaciones:

  • Sala gigantesca tipo lounge
  • Sofás modulares estilo club nocturno
  • Dormitorios privados
  • Diseño interior inspirado en hoteles boutique
  • Detalles dorados y tapicería artesanal
    El interior recuerda a una mansión moderna más que a un avión.

3. Kim Kardashian – “Kim Air”, un Dreamliner personalizado

Kim adquirió un avión customizado que sirve como extensión de su marca personal.
Incluye:

  • Asientos tapizados en cuero blanco tono crema
  • Dormitorio exclusivo para la empresaria
  • Mesa de trabajo para grabaciones y reuniones
  • Carta de alimentos acorde a su dieta
  • Aromatización diseñada a medida
    Cada detalle está pensado para generar una experiencia digna de un spa volador.

4. Roman Abramóvich – El “Boeing 787 de los multimillonarios”

El magnate tiene uno de los aviones privados más costosos jamás diseñados.
Características:

  • Sistema de defensa antimisiles
  • Comedor para 30 personas
  • Salas privadas estilo penthouse
  • Materiales de lujo importados de Europa
    A nivel de seguridad y confort, es una verdadera fortaleza aérea.

5. Beyoncé y Jay-Z – Mansión familiar en el aire

Para sus giras, la pareja ha utilizado aviones privados convertidos en espacios familiares de lujo.
Incluye:

  • Dormitorios con cama queen
  • Área de juegos para sus hijos
  • Sala lounge moderna
  • Iluminación ambiental tipo yate
    Más que ostentación, su avión está diseñado como un hogar para viajar en familia.

6. Oprah Winfrey – Jet diseñado para comodidad total

Oprah es conocida por su gusto refinado y minimalista.
Su jet privado fue remodelado con:

  • Asientos tipo sillón de sala
  • Luces cálidas
  • Maderas nobles
  • Espacios amplios para trabajo y descanso
    Oprah busca un ambiente que se sienta “hogar”, no aeronave.

7. Cristiano Ronaldo – Jet con estilo europeo premium

Aunque posee varios jets, CR7 tiene uno personalizado con enfoque en diseño y funcionalidad.
Incluye:

  • Detalles de cuero premium
  • Dormitorio privado
  • Área de reuniones
  • Estética moderna inspirada en su marca CR7
    Funciona como oficina aérea para transferencias deportivas y campañas publicitarias.

Conclusión

Los aviones privados dejaron de ser simples medios de transporte para un selecto grupo de celebridades: ahora son mansiones con alas. Con interiores que rivalizan con hoteles de cinco estrellas, estas aeronaves representan el máximo lujo accesible solo para las élites globales. Entre oro, suites, salones y cines voladores, los cielos se han convertido en el nuevo territorio de extravagancia.

Fuente: Sebastian Palacin