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 A pocos días de vencer el mandato de 60 días dado por el gobierno italiano al banco Intesa Sanpaolo para elaborar un plan de salvamento de la aerolínea de bandera Alitalia, el jefe de gobierno Silvio Berlusconi anunció que ha logrado reunir el capital necesario para salvar a esta compañía de la crisis financiera que afronta.

Berlusconi dijo tras una reunión del consejo de ministros que "dos cosas son seguras: tenemos el capital necesario y tenemos la consigna: 'amo a Italia, vuelo con Alitalia'”. Agregó que esto es un buen inicio.

Por otro lado, el Consejo de Administración de Alitalia sostendrá hoy una reunión para examinar el plan, según indicó una fuente próxima al caso.

Se conoce que el proyecto de salvamento prevé la división de la compañía en dos para permitir, por un lado, la creación de una nueva sociedad que integre las actividades rentables y, por el otro, otra empresa lastrada por las deudas y que englobe las actividades sin futuro para declararla en quiebra.

La nueva y saneada Alitalia integraría su rival italiana Air One para crear un "campeón nacional" fuerte que tendría el 65% del mercado italiano, según la prensa de ese país.

Berlusconi, que en diversas ocasiones aseguró disponer ya del capital necesario para salvar Alitalia, prometió durante la campaña electoral de la pasada primavera que crearía un consorcio de inversores italianos para financiar el relanzamiento de la compañía, aunque la composición de este grupo sigue siendo secreta.

Alitalia, una compañía que pierde entre dos y tres millones de euros diarios, sobrevive gracias a un préstamo de 300 millones de euros (470 millones de dólares) de fondos públicos otorgado a finales de abril tras romperse las negociaciones de venta de la aerolínea al grupo Air France-KLM.

Para relanzar la compañía italiana, el gobierno busca al menos 800 millones de euros (1.250 millones de dólares), cuando Air France-KLM había previsto invertir mil millones de euros como mínimo.

Según el diario la Stampa, los posibles interesados en la compra de Alitalia desean asegurarse de que no deberán pagar a los acreedores antes de invertir un céntimo. Esta condición obligará al gobierno a un cambio de la legislación en materia de quiebras empresariales que podría toparse con la oposición de la Unión Europea y ser denunciada por los acreedores.

Los más citados para meterse la mano en el bolsillo son las familias Benetton y Gavio, que obtuvieron recientemente del gobierno subidas de las tarifas para las concesionarias de autopistas de las que son accionistas.

El otro gran interrogante concierne a la supresión de empleos, puesto que los sindicatos, que se opusieron al proyecto de Air France-KLM, están dispuestos a movilizarse de nuevo. El grupo franco-holandés preveía la supresión de 2.120 empleos y se comprometía a entregar las demandas durante cinco años con lo que 3.000 personas mantendrían sus puestos de trabajo. Según filtraciones a la prensa, el plan de Intesa Sanpaolo prevé el despido de entre 4.000 y 7.000 trabajadores.

El presidente del sindicato de pilotos Anpac, Fabio Berti, ya advirtió de que la cesión de la actividad cargo será "difícilmente aceptable".

Alitalia cuenta actualmente con 11.000 trabajadores en la actividad de transporte aéreo, mientras que otras 8.300 trabajan en los servicios de mantenimiento, rebautizados con el nombre de AZ Servizi, una empresa controlada por un holding público.

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