Por Sebastian Palacin – Idiosincrasia de Eritrea: Orgullo de Hierro, Silencio de Acero y Nación Forjada en la Guerra

Es una nación donde la libertad se ganó con sangre, y donde el silencio no es sumisión, sino escudo.

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(Aeronoticias): Eritrea es una nación que se define no solo por su territorio, sino por su lucha. Tras 30 años de guerra contra Etiopía, su independencia en 1993 fue celebrada como una epopeya africana. Desde entonces, ha desarrollado una identidad basada en el sacrificio colectivo, el trabajo duro, la autosuficiencia y un nacionalismo férreo que la ha convertido en una de las sociedades más cerradas del mundo… y también más resilientes.

1. Cultura y Sociedad: Milicia como Rito, Unidad como Deber

La idiosincrasia eritreana está marcada por una cultura del deber:

  • El servicio militar obligatorio es indefinido para muchos jóvenes, considerado parte esencial del modelo cívico
  • Se valora la disciplina, la discreción, la lealtad y el sacrificio personal
  • Las fiestas y tradiciones son austeras pero significativas, con fuerte influencia cristiana ortodoxa y musulmana suní, en armonía
  • El pueblo tiene un profundo sentido de orgullo nacional, a pesar de las restricciones internas

La sociedad es colectiva, patriótica, y en muchos casos, silenciosa. El debate público está limitado, pero el orgullo de haber vencido al colonizador y al invasor sigue vivo.

2. Política: Autarquía Moderna y Gobierno de Hierro

Eritrea es un país con un solo partido político (PFDJ) y con Isaias Afwerki como presidente desde 1993. El país no celebra elecciones nacionales, no permite prensa libre ni oposición interna, y ha sido calificado como una “Corea del Norte africana”.

Sin embargo, muchos eritreanos justifican este modelo con base en su historia: la independencia se logró sin ayuda internacional, y temen que la apertura debilite su unidad o los vuelva vulnerables.

El nacionalismo en Eritrea no es solo un discurso: es la columna vertebral de la identidad estatal.

3. Economía: Resistencia Económica y Autosuficiencia Rígida

Eritrea ha apostado por una economía cerrada, con fuertes restricciones al comercio exterior y al mercado informal.

  • Minería de oro, cobre y zinc es su principal fuente de divisas
  • La agricultura sigue siendo de subsistencia, muy vulnerable a sequías
  • El Estado controla casi todas las áreas clave de producción
  • El turismo es casi inexistente
  • Las remesas de la diáspora sostienen muchas familias

La economía funciona en modo de resistencia estructural, buscando no depender de potencias externas.

4. Gastronomía: Herencia Abisinia y Esencia Propia

La cocina eritreana tiene similitudes con la etíope, pero con toques propios:

  • Injera: pan esponjoso de teff, base de la alimentación
  • Zigni: estofado picante de carne
  • Shiro: puré de garbanzos especiado
  • Berbere: mezcla de especias que da identidad al sabor
  • Bebidas fermentadas tradicionales como el suwa o el mes

La comida se come en comunidad, y los momentos de cocina son espacios de afecto, donde se suaviza la dureza diaria.

5. Publicidad y Medios: Censura, Mensaje Único y Propaganda Patriótica

En Eritrea no existe publicidad comercial como tal. Lo que se comunica al público tiene un objetivo: reforzar la unidad, celebrar el sacrificio, o mantener la moral.

  • La televisión, radio y prensa están completamente estatizadas
  • Las campañas se centran en mensajes de defensa nacional, salud y valores comunitarios
  • Las redes sociales son controladas, y el acceso a internet está restringido

El mensaje es único: Eritrea no se vende, no se rinde y no se divide.

6. Conclusión

Eritrea es un país que ha hecho de la resistencia su identidad. En un mundo que promueve la apertura, el consumo y la individualidad, Eritrea se mantiene cerrada, sobria y unida. Su idiosincrasia puede parecer incomprensible desde afuera, pero desde adentro es una forma de orgullo radical, de decir “existimos” sin pedir permiso.

Es una nación donde la libertad se ganó con sangre, y donde el silencio no es sumisión, sino escudo.

Fuente: Sebastian Palacin.