(Aeronoticias): Escondidas en el océano Índico, entre Madagascar y Mozambique, las Islas Comoras son un país de contrastes fascinantes: mezcla de África, Arabia y el mundo malgache; de creencias religiosas profundas, culturas entrelazadas y una historia marcada por golpes de Estado. Aunque muchas veces olvidadas por el mundo, las Comoras tienen una voz propia, ancestral y resiliente.
Idiosincrasia: Islam, Orgullo Insular y Tradición Oral
Las Comoras son una república islámica, donde el 98% de la población es musulmana sunnita. La religión impregna la vida cotidiana, desde los horarios de las actividades hasta los rituales sociales y familiares. Las ceremonias como los “grandes matrimonios” (anda) pueden durar semanas y definen el estatus social de una persona.
La cultura comorense está profundamente marcada por la mezcla de herencias bantúes, árabes, persas y malgaches. La tradición oral es fuerte: los ancianos transmiten la historia del clan y la isla, mientras que la música twarab (inspirada en la música de Zanzíbar) y los cuentos populares siguen vigentes en las reuniones familiares.
El idioma oficial es el comorense (shikomori, una lengua bantú con fuerte influencia árabe), pero también se habla francés y árabe. El orgullo de pertenecer a su isla natal (Ngazidja, Anjouan o Mohéli) supera, a menudo, al sentimiento de identidad nacional.
Política: La República de los Golpes de Estado
Comoras tiene el dudoso récord de haber experimentado más de 20 intentos de golpe de Estado desde su independencia de Francia en 1975. La rivalidad entre las islas ha sido una fuente constante de tensión. Cada isla tiene su propio gobierno local, y la lucha por el poder central ha sido una constante.
En años recientes, Azali Assoumani ha consolidado el poder en un modelo autoritario bajo apariencia democrática, eliminando límites constitucionales para reelegirse. La represión a opositores, periodistas y manifestantes ha aumentado.
Francia sigue siendo un actor clave, especialmente por su control de Mayotte, una de las islas del archipiélago que votó por permanecer como territorio francés, situación que Comoras aún reclama como injusta y colonial.
Economía: Agricultura, Remesas y Dependencia Exterior
La economía de Comoras se basa en tres pilares frágiles:
- Agricultura: es el mayor productor mundial de ylang-ylang, una flor utilizada en perfumería de lujo. También se cultiva vainilla y clavo de olor, pero en condiciones rudimentarias.
- Remesas: hasta el 25% del PIB proviene de comorenses en Francia y otros países.
- Ayuda internacional: el país depende de financiamiento externo para infraestructura, salud y educación.
El desempleo juvenil supera el 40%. El turismo existe, pero es mínimo debido a la falta de infraestructura, promoción y estabilidad política.
Gastronomía: Sabores del Índico
La cocina comorense es una fusión de África, el mundo árabe e influencias del sudeste asiático. Algunos platos típicos:
- Langosta a la vainilla: una especialidad lujosa que mezcla mariscos con productos locales.
- Mataba: hojas de yuca cocidas en leche de coco.
- Pilas y arroz al curry: comida cotidiana acompañada de plátanos verdes o mandioca.
- Sambos: empanadas especiadas rellenas de carne o pescado.
Las especias como el cardamomo, el clavo, la canela y el comino son protagonistas.
Medios de Comunicación: Voces Cautelosas
La prensa en Comoras enfrenta restricciones. Aunque existen periódicos como Al-Watwan y radios locales, la crítica al gobierno puede traer consecuencias. Internet es limitado fuera de las ciudades, y la televisión nacional funciona bajo control estatal.
Las redes sociales crecen entre los jóvenes, pero se usan más para entretenimiento y conexión con la diáspora que para activismo político.
Conclusión: Comoras, Archipiélago de Identidades Resistentes
Comoras no es solo un punto en el mapa: es un mosaico de culturas, lenguas, espiritualidades y memorias. Es un país que lucha por definirse entre sus islas, que se sostiene sobre una fe colectiva y una identidad local antes que nacional. A pesar de la pobreza y la inestabilidad, su gente mantiene viva una forma de vida que desafía al tiempo y a las potencias externas.
Fuente: Sebastian Palacin.