(Aeronoticias).- Nadie, en su sano juicio, se negaría a la inversión de empresas en un país que requiere más de trabajo. Claro está, dando una labor bien remunerada. con respeto a las normas nacionales e internacionales.
Sobre todo que no sea corrupta.
Y es que durante los últimos premios Pulitzer otorgados en Estados Unidos, destaca la investigación del periodista David Barstow, quien revela la práctica sistemática de obtener permisos de construcción por parte de Wal-Mart a través de sobornos a funcionarios mexicanos, quienes omiten las normas técnicas y arquitectónicas para permitir a esta empresa a ingresar a zonas saturadas demográficamente, lo que afecta al tránsito vehicular.
Si no, pregúnteles a los mexicanos cómo tener su pirámide casi, casi, al lado de la tienda norteamericana.
Estas denuncias, salpicadas desde años, llegaron a ser tomadas en cuenta por Wal-Mart de México, pero los propietarios de Wal-Mart dejaron de investigar casos como en China, Brasil e India. Altos ejecutivos en India y México, hasta entonces, han sido suspendidos u obligados a renunciar.
Carlos Bravo Regidor, columnista del diario mexicano La Razón, criticó el silencio o minimización informativa respecto a las denuncias contra Wal-Mart, en la que señaló: «De nueve periódicos mexicanos (La Crónica, Excélsior, El Financiero, La Jornada, Milenio, La Razón, Reforma, El Sol de México y El Universal) ninguno optó por llevar la noticia en cuestión como nota principal. Sólo cuatro la incluyeron en primera plana y apenas tres informaron al respecto en su sección nacional. El resto la mandó, como suele decirse, a “interiores”: uno a su sección metropolitana y cinco a la de negocios».
Roguemos por la no-importación de un modelo que dañe al país.