(Aeronoticias).- En conferencia de prensa, el presidente Obama repitió que él quería cerrar la prisión de Guantánamo, pero culpó al Congreso de detenerle. «Ellos no nos dejarían cerrarlo», dijo. Pero está mal. El presidente Obama puede legalmente liberar a los detenidos si quisiera. El Congreso lo ha hecho difícil, pero no imposible. Sea lo que él diga, el presidente no quiere cerrar el centro de detención -o todavía no-.
La ley relevante es la Acta Nacional de Autorización de Defensa de 2012 (NDAA en inglés). Dicho estatuto confirma el poder del presidente para luchar contra al-Qaeda y sus asociados. El NDAA también autoriza al presidente detener combatientes enemigos, y le prohíbe transferir detenidos de Guantánamo a suelo estadounidense.
Sin embargo, el NDAA no le impide al presidente liberar detenidos. En la sección 1028 (de la norma) le autoriza liberarlos a naciones extranjeras que le aceptarán -el problema es que muchos países no lo harán, y otros, como Yemen, del cual 90 de 166 detenidos son (de la misma nacionalidad), no pueden garantizar que estos países mantendrán el control sobre los detenidos, así como lo requiere la ley-.
El presidente tiene el poder de finalizar las hostilidades con al-Qaeda -simplemente declarando su fin-. Esto no es un poder controvertido. Numerosos presidentes han terminado las hostilidades sin alguna acción legislativa desde el Congreso -sucedió con la Guerra de Vietnam, la Guerra de Corea, la Segunda Guerra Mundial y la Primera Guerra Mundial-. La Corte Suprema ha confirmado que el presidente tiene la autoridad.
Con información de Eric Posner, Slate, y la fotografía de Bob Strong. Traducción libre y edición de Jair Emeterio.