(Aeronoticias).- La convicción y la vehemencia de las palabras de James Foley en su mensaje final, poco antes de morir decapitado, llamó la atención de varios especialistas.
Algunas especulaciones suponen que el reportero, después de casi dos años de cautiverio, sufría del Síndrome de Estocolmo: la condición por la cual la víctima comienza a simpatizar con sus captores.
Una mejor explicación, de cualquier manera, es que Foley simplemente desconocía cuán cerca estaba de su propia muerte. Posiblemente, habría sido sometido a “asesinatos simulados”, después de los cuales había sido liberado ileso a cambio de la obediencia a sus captores.
También puede haber sido inducido a hacer esa declaración suponiendo que nunca se haría pública. “Por lo general, las personas secuestradas entran en shock antes de ser asesinadas, pero en este caso, da una sensación increíble de lucidez y claridad”, dijo Chris Chainey, un negociador con rehenes de la policía inglesa que ha trabajado en la liberación de personas en Irak.
“Eso sugiere que él no sabe que está a punto de ser asesinado, y que supone que todavía tiene algo por ganar a partir de colaborar con sus captores”, agregó.
La tesis de Chainey se apoya en el hecho de que el video del asesinato parece haber sido filmado en tomas por separado. La primera, en la que Foley habla, lo muestra concentrado y relativamente calmado mientras aparece leyendo su declaración tal y como debe haber sido estipulado.
La segunda parte, en la que habla el asesino, parece haber sido grabada después (el micrófono fue removido de las prendas de Foley). Esa parte muestra al periodista sudando y temblando, lo que sugiere que para ese entonces ya es consciente de lo que le espera.
Fuente: Infobae
Foto: Agencias