(Aeronoticias).- Veintidos de junio de 2000. Una aeronave Y-7, de manufactura china, sufrió un accidente aérea en el Aeropuerto de Wuhan, en la región central del país asiático. Se contó hasta 44 personas muertas, entre pasajeros, tripulantes y personas en tierra. Y si bien se culpó al clima de perjudicar el vuelo, el modelo Y-7 terminó siendo prohibido por las autoridades chinas.
Un segundo avión de manufactura china, gracias a la ciencia de la ingeniería inversa hecha en un Antonov An-24, sumado a 20 asientos, un propulsor norteamericano y un motor canadiense, travistió al Y-7 en el MA60.
Pero no tardó en volverse en un paria, tras pasar meses después del accidente de Wuhan, cuando el tren de aterrizaje fallara en el Aeropuerto de Yichang -también en Wuhan-. De esta manera, las aeronaves terminaron repartidas por exportarlas donde la Autoridad de Aeronáutica Civil no las expulsara. Y la experiencia extranjera del Y-7 (alias MA60, o MA60 alias Y-7) no ayuda tampoco:
El gobierno de Nueva Zelanda suspendió la ayuda dirigida al sector turístico de Tonga luego de que se preocuparan por la aeronave MA60 que dicho país poseía en la aerolínea Real Tonga Real, luego de que su rey recibiera este avión como regalo de China.
Un MA60 de Myanma Airways, aerolínea estatal de Birmania, patinó a más de 50 metros en la pista de aterrizaje en un aeropuerto al sur de dicho país. Si bien nadie quedó herido, fue suficiente para que las autoridades aeronáuticas dejaran en tierra al ex Y-7 para las inspecciones correspondientes.
Sólo para entender el impacto del fiasco del Y-7 (alias MA60), hasta ahora 9 modelos de dicha nave fueron vendidos en China, pero ninguno se encuentra operativo. Mientras… se espera el modelo MA6000.
Con información de The Epoch Times.