(Aeronoticias): Claudia C./ Aviación Digital, Sp.- Cuando se escucha la palabra Starship, muchos imaginan viajes a Marte, colonias en la Luna o vuelos interplanetarios. Pero antes de soñar con esos horizontes, SpaceX debe seguir probando en la Tierra. El lanzamiento de prueba número once, previsto para el 13 de octubre de 2025, marca otro eslabón en una cadena de ensayos que han contado con éxitos, explosiones, avances y retracciones. Sin embargo, más allá del espectáculo mediático, el recorrido técnico y los aprendizajes acumulados configuran una historia fascinante de innovación y riesgo calculado.

¿Qué se va a probar esta vez?
En su undécimo vuelo de prueba, Starship operará como plataforma para diversas experimentaciones técnicas: desplegar simuladores de satélites similares en tamaño a los Starlink, apoyar una ignición de motor en órbita (relight) y probar una configuración innovadora de quemado de aterrizaje del booster. A diferencia de vuelos anteriores, en esta ocasión no se buscará retornar al sitio de lanzamiento, sino que el Super Heavy caerá al Golfo de México, con una secuencia de igniciones progresivas de motores (13 al inicio, transición a 5 en la fase de desviación y finalmente los 3 centrales) para validar los cambios planteados en la versión futura V3 del cohete. Todo esto mientras se evalúa el comportamiento del escudo térmico, incluso con baldosas retiradas parcialemente para forzar estrés en zonas críticas. La etapa superior (Starship) descenderá hacia el océano Índico tras maniobras de guiado dinámico y bancadas controladas.
Recorrido por los vuelos previos: errores que enseñan
Desde sus primeros vuelos, Starship ha vivido altibajos espectaculares. Por ejemplo, el Flight 10, realizado el 26 de agosto de 2025, desplegó ocho simuladores Starlink y completó el relight del motor con éxito, lo que representa un avance clave.
Pero no todo fue suave. Previamente, algunos vuelos terminaron en explosiones cerca del despegue o durante fases críticas. En junio, una prueba preparatoria en Starbase detonó con una bola de fuego mientras se verificaba el sistema de pruebas estáticas. Afortunadamente, no hubo heridos, pero el evento subrayó lo volátiles que siguen siendo los sistemas aún en desarrollo.
La FAA ha intervenido también: cerró una indagación respecto a un vuelo explosivo anterior y mantiene abierta otra tras un test fallido en marzo. El programa Starship, pese a su potencial disruptivo, se encuentra bajo presión regulatoria en EE. UU.
Cada fallo ha generado mejoras: mecanismos de control más robustos, sellado de baldosas térmicas, monitoreos operativos más rigurosos, y ajustes en la configuración de encendido y apagado de motores.
Avance tecnológico: un vistazo hacia atrás y hacia adelante
Starship representa un concepto radical: comenzar con prototipos que fallan, aprender y avanzar. Las primeras versiones tenían problemas de integridad estructural y reentrada. Con cada vuelo, SpaceX ha ido introduciendo mejoras en el escudo térmico, el control de actitud, las válvulas de propulsión y el software de guiado.
El anuncio del vuelo 11 no solo representa la continuidad de la prueba, sino el cierre de la era de la versión Block 2: será el último vuelo con esa configuración, antes de migrar a la versión V3, más potente y refinada.
Así, el recorrido de Starship es también un viaje tecnológico: de prototipos frágiles a máquinas casi operacionalmente tangibles.
Más allá del espectáculo: por qué importa
Starship no es solo un cohete más: es el vehículo pensado para impulsar la infraestructura orbital masiva, lanzar grandes cargas, misiones lunares y marcianas, y permitir vuelos interplanetarios con costes reducidos. El éxito de cada prueba compone una pieza en ese puzzle.

Una historia que aún se escribe
El vuelo 11 de Starship es más que un test: es un punto de inflexión en una narrativa de innovación, riesgo y aprendizaje. Ya no importa cuántas veces haya explotado o fallado, sino cuántas veces se recoja información, se ajuste, se aprenda y se diseñe algo mejor.
Si todo sale como lo planeado, el cohete caerá en el Golfo, la etapa superior hará su splashdown en el océano Índico, y los ingenieros obtendrán datos valiosos para el siguiente salto. Pero si algo falla, será otra lección para la historia del espacio. Y eso es lo más fascinante de este programa: cada prueba es una página nueva.
Fuente: aviaciondigital.com