(Aeronoticias):
Ubicado en el sofisticado distrito de Minato en Tokio, Narisawa no es solo un restaurante, es un templo sensorial donde la naturaleza japonesa se convierte en arte comestible. Fundado por el chef Yoshihiro Narisawa, este espacio ha sido galardonado constantemente por The World’s 50 Best y cuenta con dos estrellas Michelin. La propuesta culinaria que ofrece ha sido bautizada por su creador como “cocina innovadora de la sostenibilidad”.
Yoshihiro Narisawa estudió en el Tsuji Culinary Institute en Osaka y luego se especializó en cocina francesa clásica en Suiza, Francia e Italia. Su paso por cocinas de leyendas como Joël Robuchon y Frédy Girardet pulió su dominio técnico, pero fue su sensibilidad hacia la naturaleza japonesa lo que le dio identidad a su obra. En sus platos no solo se percibe el sabor, sino la fragancia, la textura, el crujido y la historia de los ingredientes autóctonos.
Cada menú se diseña según la estación. Uno de los platos más icónicos es “Bread of the Forest and Moss Butter”, donde el pan se fermenta y hornea en la mesa frente al cliente, liberando aromas de bosque húmedo. Otro favorito es el “Soil Soup”, una sopa hecha literalmente con tierra purificada, diseñada para reconectar al comensal con el origen de todo alimento.
Los precios rondan los ¥28,000 a ¥35,000 yenes por el menú degustación (entre USD $180 y $230), sin incluir maridaje. La vestimenta sugerida es formal elegante, aunque sin necesidad de corbata. El restaurante está habilitado para personas con movilidad reducida, y el personal está entrenado para atender comensales internacionales en inglés, francés y japonés.
Narisawa ha sido visitado por figuras del medio como Anthony Bourdain, Alex Atala y Ferran Adrià. Además de sus reconocimientos Michelin, ha sido incluido en el ranking de los “30 restaurantes más influyentes del siglo XXI” por Le Chef.
Su filosofía se basa en el concepto japonés de satoyama, la armonía entre los seres humanos y la naturaleza. La visión del restaurante es elevar la conciencia ecológica del comensal a través de la experiencia culinaria, mientras que su misión es proteger el patrimonio vegetal, fluvial y forestal del Japón profundo.
TripAdvisor lo califica con 4.8 estrellas, y usuarios lo describen como “un poema estacional servido en silencio”, y “una ceremonia íntima de reencuentro con la tierra”. ¿Vale la pena visitarlo? Sin duda. Narisawa no es para comer, es para despertar.
Fuente: Sebastián Palacín.