(Aeronoticias):
En el corazón de Ciudad de México, Pujol, del célebre chef Enrique Olvera, ha trascendido el concepto de restaurante para convertirse en un símbolo cultural de la nueva gastronomía mexicana. Fundado en 2000, este templo culinario se encuentra actualmente en una moderna casa en Polanco, y ha sido consistentemente reconocido como uno de los mejores del mundo por The World’s 50 Best.
El eslogan del lugar, “Cocina mexicana reinventada”, no es un cliché, sino una declaración de principios: en Pujol, el maíz se glorifica, el mole se madura durante más de 2,500 días, y la tortilla adquiere estatus artístico. La visión de Olvera es clara: “resignificar lo cotidiano de la cocina mexicana con técnica, pasión y memoria colectiva”, y su misión es que el comensal conecte con el origen, pero desde la vanguardia.
Enrique Olvera, egresado del Culinary Institute of America (CIA) en Nueva York, ha forjado una red de restaurantes globales (Cosme, Damian), pero Pujol sigue siendo su altar personal. Su cocina mezcla el conocimiento prehispánico con técnicas internacionales, como se aprecia en el famoso Taco de Barbacoa de Wagyu, el Elote con mayonesa de hormiga chicatana, o el imponente Mole Madre, Mole Nuevo.
El menú degustación cuesta alrededor de $3,200 MXN por persona (USD $185 aprox.), y su reserva puede demorar semanas. El ambiente es sobrio, con iluminación tenue, música minimalista, y mesas elegantemente separadas. El código de vestimenta es casual elegante. No se exige corbata, pero se recomienda evitar ropa deportiva.
En cuanto a infraestructura, cuenta con un salón principal, jardín interior y cocina abierta. La atención al detalle es obsesiva: desde la vajilla artesanal hasta el servicio impecable. Es accesible para personas con discapacidad, y el personal está capacitado para atender en español e inglés.
En TripAdvisor, los comentarios destacan “la espiritualidad del mole”, “el servicio atento, casi telepático” y la forma en que el restaurante logra “hacer llorar con una tortilla”. Ha recibido premios como el Mejor Restaurante de Norteamérica (50 Best) y múltiples menciones de la guía Michelin.
Ventajas diferenciales: autenticidad sin caricatura, técnicas milenarias reinterpretadas, y la autoridad de Olvera como custodio de la gastronomía mexicana en el mundo. Pujol no busca agradar a todos: busca conmover, provocar y transformar.
¿Vale la pena ir? Sí, si buscas una experiencia que no solo sacie el hambre, sino que despierte memorias ancestrales desde la alta cocina.
Fuente: Sebastián Palacín.