(Aeronoticias):
El Mercado, un restaurante que hace algunos años se presentó como la perfecta fusión entre la alta cocina peruana y los mariscos frescos, se ha visto envuelto en una creciente polémica por la insatisfacción de sus comensales. El concepto que en su momento conquistó a los limeños y a los turistas internacionales parece estar perdiendo su magia, y las críticas en plataformas como Facebook y Google reflejan una desilusión generalizada.
Si bien el restaurante sigue destacándose por su decoración moderna y su ambiente acogedor, lo que debería ser la verdadera estrella – la comida – ha comenzado a decepcionar a muchos. Las reseñas apuntan principalmente a la inconsistencia de la calidad en algunos de los platos más emblemáticos del lugar, especialmente aquellos que involucran mariscos frescos. El ceviche, uno de los platos más populares de la gastronomía peruana, ha sido duramente criticado, ya que varios comensales señalan que la frescura del pescado no está a la altura de lo que se espera de un restaurante de esta categoría. Lo mismo ocurre con los platos de pescado y mariscos, que en ocasiones parecen carecer de la calidad que una cocina de alta gama debería ofrecer.
A pesar de que el restaurante sigue siendo un referente en la oferta gastronómica de Lima, muchos clientes han expresado que la relación calidad-precio ya no es justificable. Los precios en El Mercado rondan los S/100 por persona, lo que coloca al restaurante en una gama alta del mercado limeño. Sin embargo, los comensales señalan que los platos no cumplen con las expectativas que se generarían a partir de este nivel de precios. En particular, algunos han comentado que los mariscos no estaban tan frescos como esperaban, o que los platos no mostraban la misma creatividad ni el equilibrio de sabores que los hicieron famosos al principio.
Esta falta de consistencia en la calidad de los platos ha llevado a muchos a preguntarse si El Mercado sigue siendo uno de los grandes referentes de la gastronomía limeña. Aunque su reputación se ha mantenido, la calidad que una vez destacó parece haberse perdido en el camino. Muchos se sienten frustrados al ver que, por el mismo precio, pueden encontrar otros restaurantes en Lima que ofrecen una experiencia culinaria más sólida y coherente.
En términos de servicio, las críticas también son mixtas. Si bien algunos clientes mencionan que la atención es correcta, hay quienes afirman que el servicio es algo impersonal, especialmente considerando el nivel que se espera de un restaurante de esta categoría. La falta de interacción auténtica entre el personal y los comensales parece ser otro aspecto que contribuye a la decepción generalizada, sobre todo cuando se paga una suma considerable por una cena.
Lo que antes era una promesa de alta cocina peruana ha pasado a ser una experiencia que no siempre cumple con lo prometido. El Mercado sigue siendo un lugar atractivo para aquellos que buscan disfrutar de un ambiente agradable y una comida relativamente buena, pero para los más exigentes, la falta de coherencia en la calidad de la comida es un aspecto a reconsiderar. Muchos se han cuestionado si el restaurante aún posee la capacidad de innovar y retomar su lugar como un referente de la gastronomía peruana o si, por el contrario, está cayendo en la comodidad de su fama.
Gastón Acurio, el chef detrás de este proyecto, ha sido un pilar de la cocina peruana en el mundo, pero la caída de uno de sus restaurantes más importantes plantea preguntas sobre la dirección futura de su propuesta gastronómica. ¿Es posible que El Mercado recupere la excelencia que alguna vez tuvo o está destinado a ser un nombre más en la amplia oferta de restaurantes en Lima?
La gastronomía peruana sigue siendo una de las más apreciadas a nivel mundial, pero la competencia es feroz, y la calidad debe mantenerse constantemente. Los comensales de El Mercado esperan una recuperación en la propuesta culinaria para que este lugar, que alguna vez fue un emblema de la cocina de autor, no se desvanezca en la memoria de los limeños y turistas como una simple sombra de lo que fue.
Fuente: Sebastián Palacín