(Aeronoticias): En el corazón del principado de Mónaco, frente al Mediterráneo, se erige el Hotel Hermitage Monte-Carlo, un ícono de la hospitalidad europea inaugurado a inicios del siglo XX. Con su arquitectura Belle Époque, cúpulas de vidrio diseñadas por Gustave Eiffel y un aire de realeza en cada rincón, este hotel es un símbolo del glamour monegasco y la sofisticación atemporal.
El slogan del Hermitage es: “Elegance at the heart of Monte-Carlo”. Su visión es preservar el lujo clásico de la Riviera mientras incorpora el confort moderno, y su misión es hacer que cada huésped viva la experiencia de la realeza en un entorno cultural único. Su filosofía gira en torno al refinamiento, la discreción y el arte de vivir mediterráneo.
El hotel cuenta con 278 habitaciones y suites, muchas con balcones que ofrecen vistas directas al puerto de Monte-Carlo y al mar. Las tarifas van desde los USD 900 por noche en habitaciones estándar hasta más de USD 20,000 en las suites presidenciales.
La infraestructura incluye acceso directo al Thermes Marins Monte-Carlo, uno de los centros de bienestar más prestigiosos de Europa, además de un jardín privado, un restaurante con estrella Michelin liderado por el chef Yannick Alléno, y salones históricos que han albergado bodas y recepciones de la aristocracia internacional.
El código de vestimenta es elegante formal, especialmente en cenas y eventos privados, mientras que en áreas comunes se permite un estilo chic casual. En cuanto a accesibilidad, dispone de suites adaptadas, ascensores y un servicio personalizado para huéspedes con movilidad reducida.
El Hermitage Monte-Carlo ha sido galardonado con el título de “Mejor Hotel Histórico de Lujo” por los World Luxury Hotel Awards y figura de manera constante en la lista de los mejores hoteles europeos de Travel + Leisure.
Los comentarios de usuarios lo describen como “un palacio a orillas del Mediterráneo” y destacan su ambiente romántico, ideal para parejas que buscan una experiencia inolvidable.
Razones para visitarlo: disfrutar del lujo clásico de la Riviera, vivir la atmósfera aristocrática de Monte-Carlo y experimentar el equilibrio perfecto entre historia y modernidad.
Fuente: Sebastián Palacín