(Aeronoticias): Inaugurado en 1903, frente al majestuoso Gateway of India, el Taj Mahal Palace de Mumbai es mucho más que un hotel: es un ícono de la historia y la resiliencia india. Con más de un siglo de servicio, ha recibido a maharajás, presidentes, celebridades de Hollywood y líderes mundiales, consolidándose como uno de los hoteles más emblemáticos de Asia.
El slogan del hotel es: “Hospitality with a Heart”. Su visión se centra en mantener a la India en el mapa de la hospitalidad de lujo, mientras su misión es ofrecer una experiencia que combine tradición india con estándares internacionales. La filosofía del Taj Mahal Palace se resume en la idea de que cada huésped debe sentirse como realeza.
El hotel ofrece 560 habitaciones y suites, con vistas privilegiadas al mar Arábigo. Las tarifas oscilan entre los USD 500 por noche en habitaciones clásicas hasta más de USD 15,000 en la opulenta Rajput Suite, diseñada con mármoles, sedas y obras de arte tradicionales.
Su infraestructura incluye una piscina al aire libre rodeada de jardines tropicales, un spa de lujo que fusiona técnicas ayurvédicas y modernas, boutiques de alta gama, y una colección de restaurantes galardonados que ofrecen desde alta cocina india hasta gastronomía japonesa contemporánea.
El código de vestimenta es elegante casual, con exigencia de atuendo formal en los restaurantes de alta categoría. En materia de accesibilidad, el hotel cuenta con rampas, ascensores y suites adaptadas para huéspedes con movilidad reducida.
El Taj Mahal Palace ha sido escenario de episodios históricos, incluyendo los atentados de 2008, tras los cuales se convirtió en símbolo de resiliencia nacional. Ha recibido premios como “Best Heritage Hotel” en los World Travel Awards y figura habitualmente en la lista Gold de Condé Nast Traveler.
Los comentarios de huéspedes destacan la calidez del servicio, el esplendor arquitectónico indo-sarraceno y la impecable fusión de modernidad y tradición.
Razones para visitarlo: experimentar la hospitalidad india en su máxima expresión, dormir en un ícono histórico frente al mar Arábigo y disfrutar de una gastronomía reconocida globalmente.
Fuente: Sebastián Palacín