(Aeronoticias): La Constitución Inglesa de 1215, cumplió 810 años, con unas cuantas mejoras en el tiempo; consagrando el imperio de la legalidad, nadie por encima de la Ley, sin excepción alguna, ni Monarcas ni persona alguna; por primera vez incluye el habeas corpus, la no detención arbitraria y prohibida la exacción tributaria. Nosotros en 200 años de Republica, hemos tenido 13 Constituciones, es decir una cada 15 años y meses; como muestra de falta de seguridad jurídica, ilícita temporalidad generada por regímenes políticos que necesitaban una Constitución a la carta a sus insanos proyectos; y como en esta última que prácticamente ha sufrido tantas modificaciones que parece una nueva, por los intereses subalternos y mezquinos reñidos con la constitucionalidad y los derechos que de ella emergen.
Igual explicación sucede con la legislación ordinaria, que inconstitucionalmente el Parlamento sanciona leyes, contra los intereses nacionales, políticos, sociales y de distinta naturaleza para administrar el país. Si tenemos que la ley Nº 1 del año 1904, a la reciente publicada el día de hoy, en 121 años tendríamos 268 leyes por año; tendríamos un universo de normas que no tuvieron una vigencia duradera en el tiempo, por responder la mayor de las veces en forma coyuntural y de circunstancias, y lo que es peor, como un menú a la carta de la Constitución, para intereses particulares. Ni que decir de los Códigos Procesales, bastando con el ejemplo del Código Penal del 1991 y el NCPP del 2004, que entre ambos han sufrido más de 400 modificaciones, significando ello, nuevamente la improvisación y desconocimiento de los Legisladores.
Estos vergonzosos antecedentes, se están repitiendo en las leyes recientes sancionadas por este Parlamento, que han modificado una serie de artículos única y exclusivamente, como nunca para sustraerse de las sanciones penales por las investigaciones que se encuentran en trámite, interfiriendo para ello otros Poderes del Estado y Organismos Constitucionales, perpetuarse en el poder, rehabilitando el Senado al cual solo podrán postular solo aquellos que han sido Congresistas o Diputados anteriormente.
Esta anomia no podrá mantenerse por mucho tiempo, porque la precariedad de las normas congresales nos conducirá a un desorden en la realidad nacional, con incrementos de juicios, dificultades en la administración de justicia, conmociones sociales, Presidentes en las cárceles, miles de Funcionarios Públicos responsables de delitos, y todo esto como consecuencia de falta de un verdadero orden jurídico que estamos viviendo.
Por: Julio Ubillus Soriano



