El 24 de marzo de 1976 las Fuerzas Armadas argentinas derrocaron al gobierno constitucional presidido por Isabel Martínez, viuda de Juan Domingo Perón, y lo sustituyeron por una Junta integrada por representantes del ejército, la marina y la aeronáutica. El autodenominado “Proceso de Reorganización Nacional” instaurado entonces tuvo entre sus objetivos acallar cualquier tipo de disidencia política e ideológica e implementó una feroz política represiva dirigida contra amplios sectores de la sociedad argentina: secuestros, asesinatos, torturas, censura sobre los medios de comunicación fueron los instrumentos de que se valió el Estado para imponer el “orden” en la sociedad.
El Nunca más es aún hoy un documento esencial para conocer el funcionamiento y organización del aparato terrorista organizado desde el Estado. Sobre la base de este informe se llevó a cabo el juicio a los integrantes de las distintas juntas militares que fueron procesados a finales de 1985. Poco después, presiones políticas y militares llevaron a la sanción de las leyes de Punto Final y Obediencia Debida en 1986 y 1987, que junto con los indultos de 1990 pusieron fin al camino iniciado poco tiempo antes y tendieron a la amnistía y el perdón. La derogación de las leyes por el Congreso en 2005 y su declaración de inconstitucionalidad por la Corte Suprema de Justicia de la Nación abrió las puertas a la reapertura de los juicios y volvió a invertir la tendencia.
La memoria colectiva es la forma en que una comunidad recuerda su propio pasado histórico a partir del recuerdo de ciertos hechos políticos, culturales o sociales que esa sociedad considera relevantes. Esa memoria compartida orienta, muchas veces, el comportamiento y las actitudes de las generaciones posteriores.
La escuela es una institución esencial para la memoria y la justicia, requisitos básicos para que sucesos tan horribles no se repitan nunca más


