(Aeronoticias).– En menos de dos semanas las densa carga de humo ha oscurecido una ciudad completa (Sao Paulo) y, ha generado una lluvia que en lugar de agua parecía petróleo por el color y la cantidad de CO2 en el ambiente.
Se trata de una de las peores crisis ambientales de los últimos años en esta región de la Amazonía. ¿Acciones concretas por parte de las autoridades de los países afectados? Ninguna en realidad.
La Amazonía arde desde hace más de quince días habiéndose perdido solo en las regiones de Bolivia y Paraguay más de 500 mil hectáreas de bosques, muchos de ellos, reservas naturales para la conservación de especies de plantas y animales.
Los incendios sin lugar a dudas han sido provocados con el fin de utilizar esas tierras para el ganado, la agricultura y la explotación de recursos. Las autoridades se lanzan responsabilidades indirectas entre dimes y diretes sin atacar el problema de fondo. Mientras el presidente brasileño acusa a las oenegés ambientalistas de estar detrás de un complot para revertir sus políticas ambientales; el presidente boliviano y el paraguayo presentan discursos de lo que harán y/o contratarán para enfrentar el desastre. Todo esto debido a la presión mediática nacional e internacional.
El brote de los incendios forestales han tenido causas de origen muy variado y responden específicamente a responsabilidades de los gobiernos de turno. En Bolivia es sabido el proceso de desertificación para lograr ganar espacios que desarrollen actividades para la ganadería y la agricultura, lo mismo que en Paraguay en la región Pantanal del Alto. Mientras que en Brasil, la explotación de recursos como los hidrocarburos y el aceite de palma presenta una de las principales ambiciones en estas zonas.
De acuerdo con la BBC, uno de los epicentros del origen del incendio en la Amazonía se ubica en la región oriental de Bolivia, en Santa Cruz, según el rastreo satelital de la NASA. Este hecho coincide con el Decreto Legislativo 3973 aprobado e impulsado por el gobierno de Evo Morales que permite la quema y tala de bosques para «promover» el agro.
Ahora, el fuego amenaza con extenderse al Perú, en donde el pasado lunes se perdieron dos hectáreas de bosque natural por causa del siniestro en el departamento de Madre de Dios. Afortunadamente el suceso fue controlado. Sin embargo, existe un riesgo muy alto en la región Ucayali por la proximidad del fuego en esa zona.
La advertencia lleva ya varios días y es necesario que las autoridades peruanas se mantengan alertas ante una eventualidad de este tipo.
Por su parte, Bolivia, luego de la presión mediática anunció la contratación de un avión cisterna denominado “Super Tanker” para paliar la situación en sus regiones en donde ya decenas de especies han resultado quemadas y otro tanto, se quedaron sin hábitat.
Por otro lado, la posición oficial del presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, se torna incierta. Existe una gran responsabilidad en cuanto a las medidas efectuadas por el gobierno, las mismas que provocaron el recorte del Fondo Amazonía impulsadas por Noruega y Alemania para reducir los efectos de los incendios forestales.
Y es así que, aun, en medio de la situación deplorable que vive la Amazonía, el país más grande de Sudamérica celebró la Semana del Clima de América Latina y el Caribe, no sin antes emitir a través de Carlo Magalhes, alcalde de Salvador, Bahía, un discurso que dejaba en claro la postura de diversos estados brasileños respecto al contexto crítico que se vive, donde además, según Imazon la deforestación amazónica en el Brasil ha aumentado en un 66% respecto de años anteriores.
No es, pues, suficiente ni se logra enfrentar una catástrofe con meros discursos, lo que la Amazonía necesita son acciones inmediatas para controlar y mitigar finalmente el siniestro.
– Foto referencial.
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