(Aeronoticias) El pasado domingo 8 terminó la Feria del Señor de los Milagros 2013. Por ello, como es natural, corresponde que miremos un poco hacia atrás y hagamos un balance de lo que en nuestra opinión ha sido la Feria.
Si tenemos que calificar el resultado de la Feria, no queda sino decir que no ha sido buena; entre las que quien esto escribe ha sido una de las de más pobre resultado, y consideremos que esta ha sido la feria número 65 en nuestra historia taurina. Debemos, entonces, tratar de analizar el por qué. Habrá quienes precipitadamente y usando el facilismo digan que fue culpa de la empresa; no estamos de acuerdo. Ya dijimos antes que en nuestra opinión el gran culpable es la Beneficencia cuya ineptitud para contratar bien y a tiempo la gestión de la Plaza no conduce sino a resultados negativos como el que estamos comentando. No creemos que haya posibilidades de una buena gestión contratando la Plaza por un solo año y menos aun haciéndolo tan tarde y con tanto desconocimiento. Parecería que en ello, juegan para los antitaurinos y quienes amamos esta Fiesta tenemos todo el derecho de hablar claro.
La empresa ha hecho este año, una vez más, el esfuerzo a pesar de las dificultades, de contratar un cartel de toreros de categoría, acorde a la importancia de nuestra Feria y el prestigio de nuestra Plaza de Acho. Pero en cuanto al ganado, pensamos que cuando se adjudicó el contrato, momento en que incluso llegamos a pensar que no habría Feria, era muy difícil conseguir ganado que cumpliera los requisitos necesarios. Por otra parte, también es sabido que las empresas tienen que tratar en lo posible de complacer las exigencias de los toreros y sus apoderados; gran verdad que podrá cuestionarse, pero esto es así. Ya habrá momentos para comentar, discutir y proponer al respecto.
Tampoco dejemos de lado la falta de capacidad de la autoridad que permite y aprueba toros sin la presencia que exige no solo la afición que es la que sostiene el espectáculo sino lo que manda el Reglamento vigente sobre el peso y el trapío dignos de presentarse en nuestra Plaza de Acho. Ese es el primer paso para que las corridas tengan éxito, lo de la bravura es otro tema que no se puede siempre controlar; hemos visto muchas veces toros de acreditadas ganaderías que han resultado mansos, confirmando aquello que “de toros no entienden ni las vacas”. Y esa autoridad porque es permisiva también resulta culpable de que el espectáculo fracase.
En el papel, la Feria era impecable por los toreros contratados, el ganado colombiano, único posible por la circunstancia, era de ganaderías ya conocidas en Lima y que habían actuado con éxito. Pero como el hombre propone, Dios dispone, viene el diablo y lo descompone. El ganado fracasó y muy poco rescatable hubo que ver. Estamos de acuerdo en que no se otorgara el trofeo a ninguna ganadería por el pobre juego de sus toros. Sí discrepamos de la decisión del ¿Jurado? (Creo que nadie sabe quién o quienes han sido) de declarar desierto el escapulario de oro. Para nosotros, Juan José Padilla fue un justo ganador con su triunfo de la única tarde que actuó.
De los demás toreros podemos destacar algo de su actuación. Ya hemos dicho que Padilla mereció el Escapulario,. En la primera corrida Juan Del Álamo resultó triunfador con dos orejas, se mostró empeñoso y con cierta clase pero a nuestro juicio su premio fue exagerado para una faena de más voluntad que calidad. Javier Castaño estuvo bien en el toro que medio le permitió lucirse; es torero para aficionados no para el público. David Mora, en cambio, no estuvo a la altura de lo esperado y de lo que sabemos es capaz. No justificó su inclusión en la feria.
En la segunda triunfó Padilla. Alfonso de Lima estuvo bien en el toro que algo le permitió; se le vio puesto y voluntarioso pero su otro toro no tenía un pase. El Fandi fue otro que decepcionó, muy lejos del torero empeñoso de años anteriores; cierto es que tuvo el peor lote pero baste decir que no lució ni con las banderillas.
La tercera tenía un cartel muy atractivo, pero los toros lo echaron a perder. Antonio Ferrera vino muy agotado y por ello falto de facultades. Solo se le vio detalles. Miguel Ángel Perera logró algunos buenos momentos que ratificaron su calidad y el gran momento que atraviesa en su carrera pese a lo malo del ganado. Alejandro Talavante no pudo hacer casi nada con el pésimo lote que le tocó. En verdad es que este torero está teniendo muy mala suerte en Lima.
En la cuarta reapareció Pablo Hermoso de Mendoza que confirmó su calidad y su gran momento; cortó una oreja y pudo ser más si hubiera estado más acertado con el rejón de muerte. El Juli solo algo con el capote y con la muleta en su primer toro. Al otro no había faena posible. Otro que en los últimos años está de malas con el ganado en Lima. No obstante por su calidad y cartel siempre será atracción. Daniel Luque poco pudo hacer por la poca presencia y calidad de los toros. Detalles de arte y no pudo hacer más. Tiene las puertas abiertas para ratificar su escapulario del año pasado.
En la última tuvimos la oportunidad de ver algo después de varias tardes de decepción. Hermoso de Mendoza volvió a mostrar su gran calidad y cortó otra oreja. Ojalá vuelva y podamos nuevamente gozar de su espectáculo. Enrique Ponce vino haciendo el esfuerzo de la recuperación incompleta de un percance, demostración de vergüenza torera y de respeto y aprecio por nuestra afición. Y se hizo presente para ofrecernos una nueva demostración de ese magisterio que le es tan propio y que lo ha llevado a ser considerado como figura de época. Bien en su primer toro pero fallando con la espada y una gran lección de maestría en su segundo, un manso que no se sospechaba siquiera que tuviera posibilidad de faena. Nos parece que hizo en este toro lo más torero de la feria. Una pena que nuevamente fallara con la espada quedando todo en una triunfal vuelta al ruedo. Creemos que si mata a este toro a la primera, no había dudas para el Escapulario. Iván Fandiño confirmó su condición de figura en una buena faena a su primero pero también fallando con la espada. En su segundo se equivocó dejando muy entero al toro. En nuestra opinión ese toro con un puyazo más hubiera llegado en condiciones para una faena mejor, pero el error originó que llegara muy brusco y difícil al tercio final.
De los subalternos podemos mencionar a los Caro, padre e hijo, siempre bien en la suerte de varas. El resto solo cumplieron. A pie, entre los nacionales, muy bien en su reaparición Denis Castillo tanto con el capote como con las banderillas. El Loro eficaz con el capote y con las banderillas bien Alan Quispe y El Yuca. Se notó la reaparición de El Pato, ya veterano pero cumpliendo. Entre los extranjeros, muy bien con el capote y banderillas Juan José Trujillo pese a su reciente cornada, bien con el capote Manuel Rodríguez y Pedro Lara. Mención especial, como ya lo dijimos en su momento, el Greño, peón de Pablo Hermoso de Mendoza que dictó cátedra del manejo del capote.
Finalmente la afición. Cuanto añoramos la afición en su impecable concepto del toreo, que hizo que más de un matador famoso calificara a la afición de Acho como la mejor del mundo; aquella afición conocedora y respetuosa de la cual nos nutrimos en nuestros primeros tiempos de aficionados; esa afición exigente pero justa y con amplio conocimiento. La afición está muy venida a menos, se pifia a los picadores desde que salen al ruedo, apenas hay un puyazo se grita para que cambien el tercio, hay gritos destemplados de quienes creen que protestar por cualquier cosa es ser un aficionado entendido. Ya no hay esos silencios que hacían que se comparara a la afición de Lima con la de Sevilla. Ya no se valora un pinchazo arriba entrando derecho, en fin, tanta diferencia.