(Aeronoticias) “Sería el primero del mundo”, le dijo John Coyne, jefe de seguridad de frontera del Instituto Australiano de Política Estratégica al Sydney Morning Herald: un aeropuerto en el que no le pedirán el pasaporte a los pasajeros para dejarlos entrar al país, sino que harán una validación de sus datos biométricos: una computadora se encargará de hacer reconocimiento de rostro, de iris y de huellas digitales. Es información a la que el gobierno australiano ya tiene acceso: no requiere construir esa base de datos, que es compartida por múltiples países.
La intención del Departamento de Inmigración y Protección de Fronteras australiano es eliminar el uso de pasaportes y del personal que los revisa, y reemplazarlos por estaciones automáticas. Para 2020 espera que el 90 por ciento de los pasajeros haga el proceso de migración sin intervención humana, permitiendo al personal de seguridad focalizarse en turistas que puedan ser problemáticos o sobre los que se tenga algún tipo de sospecha.
Todavía, sin embargo, no saben cómo funcionará el sistema: están investigando las diferentes alternativas tecnológicas disponibles. Una primera prueba piloto se hará en julio de este año en el aeropuerto de Canberra, que recibe vuelos de Singapur y Wellington; para noviembre lo llevarán al aeropuerto de Sydney o de Melbourne, que recibe un mayor caudal de vuelos internacionales.
La iniciativa es parte de un proceso de modernización del sistema migratorio de ese país que comenzó en 2015, y que tiene un presupuesto cercano a los 100 millones de dólares.
Fuente: La Nación