Brasil registró la primera deflación anual de su historia en un índice de referencia, como el que sirve para definir el reajuste del valor de los alquileres de apartamentos, informó hoy el centro de estudios privado Fundación Getulio Vargas (FGV).
El Índice General de Precios-Mercado (IGP-M) acabó el año con una deflación del 1,72% y se convirtió en el primer indicador de precios importante con signo negativo en este país, que entre las décadas de 1970 y 1990 sufrió varias etapas con una voraz hiperinflación que destruyó gran parte del tejido productivo.
El IGP-M está compuesto por los precios mayoristas en un 60%, los minoristas en un 30% y de la construcción civil en un 10% y se calcula entre los días 21 del mes anterior y el 20 del mes de referencia.
Para la deflación contribuyó la caída del precio de las materias primas brutas (-6,80%), bienes intermedios (-7,29%) o productos industrializados para el mercado mayorista (-4,74%).
El capítulo de precios al consumidor aumentó un 3,97% y los precios de la construcción se revalorizaron un 0,20%, según este indicador que en las épocas de inflación elevada se tenía en cuenta como una previa a los índices oficiales divulgados por el Gobierno.
Hasta noviembre, la inflación oficial acumula una subida del 4,22% y previsiblemente a final de año se ubicará cerca del centro de la meta marcada por el Banco Central, que es un aumento del 4,5%.
Entre finales de los ochenta y principios de los noventa, debido a la escalada inflacionaria, proliferó el surgimiento de varios índices, divulgados por el estatal Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE) así como por reputados centros privados como la FGV.
Los años más duros de las subidas de precios condujeron a devaluaciones, varios cambios de moneda y al confisco monetario y la congelación de las cuentas bancarias, la medida más polémica e impopular que fue decretada por el presidente Fernando Collor de Mello en marzo de 1990, cuando la inflación era del 82% mensual.
El 1 de julio de 1994, el presidente Itamar Franco lanzó el Plan Real, noveno programa de estabilización de precios aplicado en dos décadas, que creó la moneda actual y resolvió el problema de la inflación desbordada al establecer reglas de conversión y controlar el déficit público entonces desbocado.